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Quince abuelos están a punto de ser desalojados de su hogar de paso en Prado

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Una orden de desalojo tiene a 15 abuelos con un pie en la calle, fuera de un hogar que los acogió sin pedirles un solo peso, en una antigua casa en el barrio Prado de Medellín con un amplio patio interior para tomar el sol y cuartos amoblados bajo el amparo de mujeres.
El Hogar de Paso para el Adulto Mayor ayuda también a ancianos que vagan por la ciudad, les da comida en las mañanas, si alcanza, y los provee de ropa cuando el sacerdote Humberto Lopera Silva, fundador del hogar, logra recolectarla en sus viajes a Santa Rosa de Osos, donde predica.
La mala noticia es que la dueña del inmueble quiere de vuelta su propiedad, pues desde hace un año no recibe su arriendo mensual de un millón 400 mil pesos. Cada vez la caridad es menor.
La notificación de desalojo, ordenado por una inspectora, termina con una frase casi amenazante: De no ser desocupado el inmueble para el día 21 de abril a las 2:00 de la tarde “…se procederá al lanzamiento con el apoyo de la fuerza pública, si ello fuera necesario”.
Marta Cecilia Barrientos, quien lleva cuidando a adultos mayores por cerca de ocho años en este centro de atención, afirma que “es injusto que esto pase, solo uno de los abuelitos que tenemos tiene familia, el resto no y sufren de enfermedades como alzheimer, osteoporosis, VIH y no pueden valerse por sí mismos”.
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Como todos los días, los abuelos son atendidos por cuatro mujeres, dos de ellas monjas, que los alimentan y los bañan, arreglan sus camas y balan su ropa, para luego tomar un buen puesto en el solar, charlar y jugar.
Allí está Rosa, quien viene de un asilo del barrio Manrique y está hace tres años en el hogar, tiene 90 años. Está Licila, oriunda de La Ceja, hace tres años estaba ciega, pero se reunieron fondos y fue operada y no hace otra cosa más que leer. Rosa tiene 89 y es la más consentida; Rafael no tenía forma de pagar 700 mil pesos en otro asilo, es el más callado. Y a la niña le dicen Tata, es la niña, y no puede ponerse de pie, sufre de una enfermedad cognitiva y se comporta como una bebé.
Por fortuna, por el momento, la orden de desalojo fue suspendida. Así lo dio a conocer Alba Tabares Bedoya, profesional universitaria de la Secretaria de Inclusión Social y Familia.
“Esta misma tarde hizo presencia la Personería y personal de la Alcaldía para evaluar la situación y ver el estado en que se encuentran los abuelos. No queremos que ninguno de sus derechos sea vulnerado. Lo que sí es cierto es que el desalojo se hará en el futuro”, manifestó Alba Tabares.
Solo queda esperar. Los adultos mayores serán con el tiempo reubicados, de eso no hay duda, y dejará de existir un hogar de paso que por 12 años atendió a los abuelos sin pedirles nada a cambio.

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