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Agente involucrado en escándalo de Dania Londoño rompe su silencio

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Según Gregory Stokes, un ejecutivo de la agencia y un voluntario del staff de la Casa Blanca, hijo de un poderoso lobista, también ingresaron prostitutas al hotel Hilton de Cartagena, donde se alojó el presidente de EE. UU., Barack Obama durante la Cumbre las Américas.
Afirmó que un investigador que defendió esa hipótesis corrió con muy mala suerte. Era "un hombre de alta integridad en mi opinión, que fue puesto en licencia administrativa por haberse rehusado a redactar u omitir apartes de su reporte original a la satisfacción del inspector general".
Declaró que ha hablado con la verdad, reconociendo que lo que sucedió en Cartagena, en abril del año pasado, "no es algo que llene las expectativas de los estadounidenses, por eso estamos verdaderamente arrepentidos".
Pero no es razón para que, según él, dentro del proceso se rompiera el protocolo de la seguridad.
"La primera regla del Servicio Secreto es no hacer daño", pero Mark Sullivan, el entonces director de la agencia, revocó las licencias de los once agentes, reveló.
"Yo estaba sorprendido por la medida que tomó el director" y la razón principal por la que, dice, rompió el silencio, "es para dejar claro que nos fue negado el debido proceso".
Seis de los agentes, incluyendo a Stokes, continúan suspendidos indefinidamente y sin pago de salarios.
En el Congreso de EE. UU. también realizaron una investigación, pero como no se trata de un proceso penal no se recogieron testimonios en Colombia y solo entrevistó a los agentes acusados.
Qué pasó en Cartagena
"Lo que sucedió es que un grupo de agentes que no estaban específicamente asignados a una misión, en su tiempo libre, salieron, conocieron unas mujeres, se las llevaron a sus cuartos, hicieron lo que hicieron, y dijeron 'hasta luego'", relató Stokes, un veterano de las fuerzas Estados Unidos con 20 años de experiencia.
En la mañana, indicó, una de las prostitutas, Dania Londoño, le exigió más dinero a uno de los agentes y al recibir la negativa se desató la escandalosa discusión que mereció la intervención de la policía, de la embajada americana y, luego, de la prensa.

"Yo sabía, basado en el cubrimiento que hicieron los medios, que era una cosa grande", consideró.
Mientras el escándalo crecía, los agentes fueron enviados de vuelta a Estados Unidos antes de que llegara Obama.

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