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Burdel holandés presentó un nuevo esquema de negocio para la prostitución 

AFP
AFP

Un nuevo modelo económico de burdel, descrito como el primero de Europa en su tipo, abrirá el año próximo en el famoso barrio rojo de Ámsterdam, anunció este jueves el fondo de inversión social que apoya el proyecto: un establecimiento que será administrado por las mismas prostitutas.
"Ahora damos un giro en la vía de la emancipación de los trabajadores del sexo", afirmó Richard Bouwman, portavoz del proyecto, que se describe como "la primera empresa de sexo totalmente gerenciada por sus trabajadores".
Estos "hombres, mujeres, transgéneros y todo lo que esté en el medio" son representados en el consejo de administración y forman también un consejo consultivo, donde se determinan las políticas del establecimiento, agregó Bouwman, citado en un comunicado del fondo de inversiones holandés The Start Foundation.
La prostitución fue legalizada en 2000 en los Países Bajos y las prostitutas, registradas en la Cámara de comercio, pagan impuestos por los ingresos generados con su trabajo. Los dueños de los negocios tienen que pedir un permiso y perciben una comisión, a veces elevada.
El proyecto, titulado "My Red Light", posibilitará a los trabajadores del sexo utilizar sus ingresos "para mejorar su situación" y no para pagar a los propietarios de los establecimientos, asegura el fondo en su comunicado.
Talleres "para ejercer el negocio de manera segura y profesional" serán también organizados, y los edificios tendrán una entrada "discreta" y accesible a las personas discapacitadas.
A través del sitio internet correspondiente, las cuarenta personas que ejercen sus actividades en ese marco podrán alquilar las 14 vitrinas de que dispondrán en horarios flexibles y por un precio equitativo, o indicar a sus clientes potenciales a qué horas estarán disponibles.
Unas 7.000 personas trabajan en el sector del sexo de pago en Ámsterdam y 75% de ellos provienen de países de bajo nivel económico, como los de Europa del este, según la municipalidad.
Para este proyecto, también apoyado por el banco holandés Rabobank, cuatro edificios fueron comprados en el "Red light District", luego de que fueron recuperados por la municipalidad en el marco de sus esfuerzos para rehabilitar el barrio.
Según el diario Volkskrant, el número de vitrinas disminuyó en una cuarta parte desde 2007, por lo que 308 siguen aún abiertas.
La municipalidad, que quiere combatir la criminalidad y el tráfico de seres humanos, desea también concentrar esta actividad en un barrio específico.

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