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Pasaron 42 años para que este exiliado kurdo viera por primera vez a su hijo

Khalil Amed fue sentenciado a muerte y perdonado por el gobierno de Irak. Se fue a vivir a Sudán en 1982 y desde entonces luchó para reencontrarse con su familia.

Ahmed nació en la ciudad de Kirkuk, en Iraq. Peleó por la liberación de Kurdistán, por lo que fue detenido y sentenciado a la pena capital. Sin embargo, lo indultaron, quedó libre y terminó viviendo lejos de su familia.

Cuarenta años después supo dónde debía buscar exactamente. Logró contactarlos y abrazar por primera vez a su hijo, de quien solo conocía su nombre.

"Mi padre no estaba allí cuando nací, este es mi segundo nacimiento ahora que lo veo por primera vez”, dijo Gandhi Ahmed. 

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Ahora Kalil sueña con reunirse con otros dos hijos, pero no tiene documentos iraquíes que le permitan visitar la región de Kurdistán.

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