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El amor necesario de Simone y Jean-Paul

Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre vivieron un amor filosófico, tejido con los hilos de una pasión racionalizada. La condición: cada uno podía hacer lo que se le diera la gana.

El amor necesario de Simone y Jean-Paul
Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre vivieron un amor filosófico, tejido con los hilos de una pasión racionalizada.
JEAN AYISSI/AFP

La filosofía y la poligamia convirtieron a Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre en la pareja más famosa de su tiempo. El romance, que duró cinco décadas, sobrevivió bajo una particular premisa: cada uno podía entrar en la vida del otro, mientras cada uno pudiera hacer lo que quisiera.

Se conocieron en la Universidad cuando Simone tenía 21 años y Jean-Paul, 24. La relación se construyó sobre dos conceptos de Sartre: el amor necesario y el amor contingente. Simone y Jean-Paul constituían el amor necesario. Los romances por fuera de la relación eran amores contingentes.

Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre
Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre. (Photo by AFP)
-/AFP

En 'El ser y la nada', Sartre decía que el amor es un acto de fuerza en el que pretendemos apropiarnos de la libertad del otro y un acto de resistencia en el que luchamos contra el dominio del otro.

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Su declarada fealdad era una excusa para la conquista desaforada de mujeres.

No estoy seguro de si, tiempo atrás, no buscaba la compañía de las mujeres para descargarme del peso de mi fealdad. Tenía un hambre de belleza que no era propiamente sensual, sino más bien mágica.

Simone de Beauvoir en 'El segundo sexo', sostenía que el hombre busca calmar su sed de sexo, mientras “la mujer ha consentido en hacerse carne en la excitación, la espera y la promesa”.

Para la mujer, el acto de la carne si no ha sido santificado por el sacramento, es una falta, una caída, una derrota, una debilidad, pues debe defender su honor y su virtud, y si cede, si cae, suscita el desprecio; en tanto que la misma censura que se dirige a su vencedor (el hombre) está llena de admiración.

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Cuando la relación estaba madura, los amantes firmaron un contrato a dos años para vivir la intimidad hasta donde fuera soportable. El pacto terminó y siguió el amor libre. Sobre ese trato formal, Simone escribió:

Revisamos nuestro pacto y abandonamos la idea de un contrato entre nosotros (…) No nos juramos fidelidad, pero nos sabíamos el ser más importante para el otro.

Tan importante era el uno para el otro que hasta después de la muerte siguen juntos en la tumba del cementerio de Montparnasse de París. Jean-Paul Sartre trascendió como el padre del existencialismo y Simón de Beauvoir como la defensora de la libertad sexual y de los derechos de la mujer.

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