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Monterroso, el genio de la brevedad

Lo bueno, si breve, dos veces bueno. Esta expresión, que ha cruzado varios siglos, puede aplicarse con todos los rigores a la vida del gran Augusto Monterroso, que nos dejó hace casi veinte años.

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Dos de los cuentos más bellos y breves de la literatura nacieron de la pluma mágica de Augusto Monterroso. El primero de ellos suma más lecturas que el número de palabras que lo componen. El significado que el autor escondió detrás de la pequeña historia es, para muchos, uno de los grandes misterios de la literatura. Lleva por título 'El dinosaurio', un relato que empieza y termina así:

Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Otro cuento, que a duras penas sobrepasa la cuartilla, es el relato de un fraile que ha caído en manos de una comunidad indígena que lo pretende sacrificar. Acosado por la muerte, el religioso acudió a sus conocimientos filosóficos y tuvo la brillante idea de tomar prestada una consideración de Aristóteles.

“Recordó que para ese día se esperaba un eclipse total de sol. Y dispuso, en lo más íntimo, valerse de aquel conocimiento para engañar a sus opresores y salvar la vida".

Aunque los amenazó con oscurecer el sol si lo mataban, fue sacrificado. Durante el ritual de su muerte...

… uno de los indígenas recitaba sin ninguna inflexión de voz, sin prisa, una por una, las infinitas fechas en que se producirían eclipses solares y lunares, que los astrónomos de la comunidad maya habían previsto y anotado en sus códices sin la valiosa ayuda de Aristóteles.

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Augusto Monterroso, un hondureño que convirtió a Guatemala en su patria y a México en su refugio, fue celebrado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. El discurso que pronunció en esa oportunidad es tan célebre como sus cuentos.

Recordaré que nuestros ancestros mayas, refinados astrónomos y matemáticos que inventaron el cero antes que otras grandes civilizaciones, tuvieron su propia cosmogonía en lo que hoy conocemos con el nombre de Popol Vuh, el libro nacional de los quichés, mitológico y poético y misterioso..

Desde la publicación de su primer libro de cuentos en 1959, en el que aparecen, entre otros, 'El dinosaurio' y 'El eclipse', Monterroso, desplegó en sus páginas el talento de la brevedad, ese arte de las cosas sencillas y mágicas que se elaboran con la profunda belleza de las pocas palabras.

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