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Memorias de guerra, en la voz del fotógrafo de la esperanza: Jesús A. Colorado

Todavía sonaban las ráfagas de fusil y los estruendos de las bombas en Bojayá. A los habitantes del pueblo no les quedó más que atravesar el río, cargar con sus muertos y como fue retratado aquí por el reportero Jesús Abad Colorado, levantarse en instrumentos de paz para seguir con vida.
“Esa bandera blanca, sostenida por un hombre afro, en el río Atrato, es la historia de una mujer que cuatro días después de los hechos en la iglesia, estaba en su casa, tirada en su cocina, con su esposo, protegiéndose con sus dos hijos de ese enfrentamiento. Nos tocó enterrarla en un bosque, en Vigía del fuerte”, relató Colorado.
“Y yo miro a un lado y encuentro a Aniceto, ahí llorando descalzo, sobre el ataúd de Ubertina y diciendo: ay hombe, yo qué le voy a decir a mis hijos, si yo traía a su mamá viva”, agregó. 
Ubertina, de quien habla Colorado, fue enterrada, pero su memoria y la de casi un centenar de víctimas en Bojayá no.
“Hice una fotografía de lo que queda de Bojayá, que son los ruinas de una escuela, de un hospital, la casa cural. Muchos de ellos me decían: ¿usted por qué hace esa fotografía en medio de la oscuridad? Y cómo se ve ese cielo de brillante y había una exposición más larga para recuperar las estrellas, pero yo les decía a ellos que esa luz y esas estrellas eran como su esperanza”, contó el fotógrafo.
Este hombre retrató el deterioro del conflicto colombiano, el desplazamiento de niños o de campesinos que quisieron llevárselo todo, pero que sólo alcanzaron a huirle a las balas.
“Cuando alguien huye, en esas fotografías, a veces, los muestro con los perros, con sus gallinas, con sus cerdos, y eso que llamamos desenterrar al otro”, explicó. “Que alguien de una forma cruel llamó que en Colombia que no había desplazados sino migrantes, y que no teníamos un conflicto sino terrorismo. En esas fotografías, yo quiero recordarles lo que es la guerra, porque he visto huir a todo un país dentro de su propio país”, añadió. 
Colorado retrata las noches de esos lugares que guardan memorias trágicas para que nunca más vuelvan a repetir la historia.  
“Y los veo encontrarse con la vida, volviendo a cosechar, danzando como vi danzar a la gente de Bojayá”, contó el fotógrafo colombiano.
Sin embargo, Jesús Abad Colorado no quiere ser reconocido como un fotógrafo de guerra, más bien quiere que sus fotos sean sinónimo de vida y reconstrucción, esa que tantos colombianos esperan para sus hijos, nietos y descendencias. Sus fotos serán el recuerdo de un país en el que nunca más queremos volver a vivir. 
 

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