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Alejandra Giraldo recuerda el día que resultó herida por carro bomba en el Parque Lleras

La presentadora de Noticias Caracol habla de cómo sanaron las cicatrices, en su piel y su corazón. Además, en esta entrevista, hace un llamado al perdón.

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Imagen tomada de Instagram.

Una foto en el set de Noticias Caracol le recordó a Alejandra Giraldo el atentado del jueves 17 de mayo de 2001 en el Parque Lleras de Medellín. En ese momento, según las autoridades, hombres de la banda La Terraza detonaron un carro bomba frente al café Orleans.

El ataque cobró la vida de ocho personas y dejó unas 145 heridas, entre ellas la presentadora de la primera edición.

Aunque pocas veces se refiere a este hecho, las cicatrices en sus piernas, poco visibles en la mencionada fotografía, pero que según ella “se ven muchísimo en persona”, le traen a la memoria la amarga experiencia.

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Alejandra tenía 17 años, estaba en grado 11 y vivía en Ciudad Bolívar, suroeste antioqueño. El 17 de mayo de 2001 viajó a Medellín con sus compañeros de curso para definir su futuro. Los estudiantes visitaron algunas universidades para conocer las ofertas educativas y tener más claro qué estudiar después de la graduación.

Como la madre de la comunicadora social vivía en Medellín, aprovechó para ir a cine con un amigo y verse ‘Miss Simpatía’. Ya en la noche quedó de encontrarse con una amiga en el café Orleans del Parque Lleras.

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Alejandra recordó, en entrevista con Noticias Caracol Digital, que tras llegar al lugar y cruzar un par de palabras con algunas personas, le pidió a su amiga que la acompañara al baño.

“Yo le estiré la mano y cuando ella me la dio... ¡boom! Fue como si tocar nuestras manos hubiera activado la bomba”, contó.

Son pocos los recuerdos que tiene Alejandra tras la explosión, lo único que viene a su mente es estar subiendo a una ambulancia cubierta de sangre mientras un periodista la aborda y le pregunta “cómo se siente”, cuestionamiento que para ella no tenía lugar y que aún hoy le molesta.

Las esquirlas de los vidrios rotos le causaron heridas en las piernas, la mandíbula se le desencajó y perdió un grado de audición producto de la detonación.

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Sin embargo, Alejandra siente que sus heridas no son nada, comparadas con las de sus acompañantes. Su amiga, por ejemplo, perdió un ojo y otro de los conocidos, un brazo.

Las cicatrices en las piernas y el corazón de la presentadora están curadas. Por eso, de forma consciente, decidió olvidar lo ocurrido y ya no piensa en esa noche. Aseguró que “cuando uno se empecina en olvidar recuerda más”.

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“Yo no necesito que me pidan perdón para perdonar, pero cada quien habla del perdón de acuerdo a su dolor”, recalcó.

Aunque no se siente víctima de la violencia, ahora esas marcas tienen otro sentido para ella, sobre todo en este momento en el que el país está escuchando la verdad de las extintas FARC.

“Si las víctimas están dispuestas a perdonar y a escribir un nuevo capítulo, los demás deberían hacerlo. El perdón es la mejor manera de honrar a las víctimas”, resaltó Alejandra.

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Aunque sabe que ese perdón al que hace alusión es un proceso íntimo, personal y no colectivo, la presentadora reforzó su llamado a cerrar ese capítulo que tanto daño le ha hecho al país, para, en su lugar, escribir unos nuevos y mejores.

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