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Julián Andrés Rosales, niño con cáncer terminal en EE. UU., ruega por visa humanitaria para su papá

“Si estuviera en mis manos yo le daría mi vida”, dijo el papá de Julián Andrés Rosales, un pequeño colombiano que viajó con su mamá al país norteamericano intentando recuperarse de la enfermedad que padece hace tres años.

Julián Andrés Rosales, niño con cáncer terminal en EE. UU., pide visa humanitaria para su papá

Julián Andrés Rosales tiene 11 años y hace tres batalla contra un cáncer que, según los médicos, ya hizo metástasis en su cuerpo. El pequeño lanzó un llamado para que le dieran una visa humanitaria a su papá, Andrés Fernando Rosales, quien reside en Itagüí, en Antioquia.

Y es que a la familia de Julián Andrés Rosales le dieron la noticia hace unos días de que el cáncer del niño había hecho metástasis y no había más por hacer.

El pequeño quiere que su “papá venga más rápido acá a Estados Unidos para poder verlo en el máximo tiempo posible y abrazarlo y hacer muchas cosas con él cuando esté fuera de la clínica”.

Andrés Fernando, el padre, se siente impotente porque han pasado dos años sin que haya vuelto a ver a Julián Andrés Rosales.

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Debería ser yo él que esté allá. Si estuviera en mis manos yo le daría mi vida, y me da rabia porque esto para mí, todo este esfuerzo, todo lo que he logrado es por él, y sentir que se me está yendo cada día es muy difícil”, le dijo a Noticias Caracol.

Con lágrimas contó que “el hecho de que los médicos nos informen que no hay nada más que hacer significa que no le están haciendo más quimioterapia, lo que indica que el cáncer avanza mucho más rápido, todo es cuestión de días”.

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“Lo único que pido es que me faciliten la visa, así sea por unos pocos días para estar con él”, clamó.

El papá de Julián Andrés Rosales afirma que su hijo “siempre ha sido mi motor de vida, de hecho, es el amor de mi vida, conocí el verdadero amor con él. Es frustrante porque a pesar de que es un niño de 11 años me da aliento y me da fuerzas a mí”.

La historia de este niño colombiano recuerda a lo que vivió la familia de Paula Durán, una joven madre que murió pocos meses después de que le descubrieran un cáncer en el cerebro y en el estómago. Estados Unidos le concedió una visa humanitaria a sus padres para que pudieran despedirla.

La enfermedad fue detectada cuando ella esperaba a su tercer hijo.

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