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Medellín le apuesta a la inclusión artística y laboral de personas en situación de discapacidad

Grupos de teatro y un café cultural atendido por personas invidentes, son algunos de los proyectos que se gestan en la ciudad desde La rueda flotante.

La corporación cultural para personas con discapacidad basa su modelo en experiencias sensoriales que están inspiradas en el arte sordo y ciego para conectar con la diversidad.

“Veníamos haciendo teatro independiente en Medellín y trabajando en procesos de discapacidad, procesos pedagógicos de personas con síndrome de down y discapacidad cognitiva. Empezamos a entender que había un campo de acción muy grande desde el arte y la discapacidad”, explica Juan Diego Zuluaga, director de la rueda flotante.

Este equipo de emprendedores tiene proyectos con dos grupos de teatro, uno de sordos y otro de ciegos. Además de iniciativas itinerantes que llevan inclusión cultural a las comunidades.

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“Hemos viajado por diferentes municipios de Antioquia y algunas ciudades de Colombia fortaleciendo comunidades y territorios en todo el tema de la lengua nativa, en este caso la lengua de señas, y en los procesos de inclusión”, narra Zuluaga.

Estos jóvenes expresan desde el arte su potencial y distintas capacidades, buscando generar confianza en la gente,  

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“Me he dado cuenta de que puedo dar más de mí de lo que pensaba”, expresa Mónica Giraldo, beneficiaria de La rueda flotante.

“Que a nivel nacional impactemos y estimulemos el arte y el teatro sordo para que las personas sordas puedan fortalecer sus talentos, mirar, observar, y tener como objetivo el arte para impactar realidades”, comenta Sebastián Arenas, otro de los beneficiados de la corporación.  

Según el Dane, en Antioquia hay 75 mil 134 personas en situación de discapacidad, bien sea física (problemas de movilidad), cognitiva (dificultades de aprendizaje) o sensorial (auditivo o visual).

“Para mí es muy bonito dar a entender a las personas cómo se le puede ayudar a un invidente, cómo podemos mirar a esa persona en condición de discapacidad y no con lástima”, cuenta Antonio Roldán, beneficiario de La rueda flotante.  

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La lengua de señas colombiana técnicamente estuvo prohibida en diferentes escenarios. Solo hasta que se promulgó la ley 324 de 1996, es reconocida oficialmente y deja de estar vetada en el país.

“Ha sido un proceso lento, pero hoy la lengua de señas se está notando más en Colombia”, indica María Antonia Soto, intérprete de lenguaje de señas

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Actualmente la rueda flotante trabaja en una unidad de negocio en proceso de consolidación, un café cultural incluyente atendido por personas con discapacidad visual y auditiva.

“Lo que queremos es probar si hay clientes interesados en llegar y disfrutar de un café en un espacio atendido por personas sordas y ciegas”, explica el director de La rueda flotante.

“Estamos convencidos como empresarios que debemos apoyar y pasar a la acción más que la intención, a este tipo de colectivos como la rueda flotante para poder incluir más a los muchachos con capacidad especial”, comenta el empresario Guzmán Omaña.

Cada vez son más empresas alrededor del país que le apuestan a la inclusión laboral, vinculando a esta población y descubriendo el potencial que hay detrás de ella. Se calcula que en Antioquia cerca de 500 personas son incluidas laboralmente.

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