A tan solo dos cuadras del reconocido y visitado Parque Botero y Museo Antioquia de Medellín está lo que algunos expertos denominan la olla más grande de la ciudad.
El llamado ‘Bronx’ sigue haciéndose espacio entre las calles Cúcuta y La Paz, donde el consumo de sustancias psicoactivas, la explotación de menores de edad y otros delitos se camuflan entre la actividad comercial del sector, así lo relata Óscar Jaramillo, quien dice que desde los 11 años hace parte de ese mundo.
“La ciudad está llena, hay más habitantes de calle extranjeros que los mismos de aquí de Medellín; hay mucho venezolano, muchos argentinos, brasileños, gringos”, cuenta Óscar Eduardo Jaramillo, persona en condición de calle.
La cercanía de estas calles con sitios tan turísticos ha aumentado la percepción sobre delitos como el hurto.
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“Eso llegan y en un payaso que usted dé le caen dos o tres, lo amenazan y le dicen: ‘no haga bulla y me entregas lo que tengas’, así de sencillo es esto, y todos los días se pone peor”, advierte Óscar Saldarriaga, persona en situación de Medellín.
“Los muchachos en condición de calle se roban hasta tapas de alcantarilla, se llevan los cables y ¿por qué hacen eso? Para consumir”, comenta Jaramillo.
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Y es ahí donde estaría la respuesta al porqué se hace tan difícil controlar estos entornos. Para expertos en seguridad, detrás del habitante de calle y su consumo hay una gran mafia.
“Se puede hablar de unos 30 o 40 millones de pesos diarios, la mayoría son habitantes de calle que consumen droga; al mes estamos hablando de rentas de más de 1.000 millones de pesos. Todo un negocio que a pesar de las intervenciones que se hacen es imposible de controlar”, explica Fernando Quijano, analista en seguridad.
Las autoridades responden y aseguran que, pese a la percepción de reducción del delito, el hurto en la zona es del 37 por ciento.
“Se ha hecho un esfuerzo con la Policía y la Fiscalía; también, se han hecho operaciones. En días pasados se capturaron 16 integrantes de una banda denominada Los Intocables”, indicó José Gerardo Acevedo, secretario de Seguridad de Medellín.
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Las intervenciones son permanentes, más de 596 cámaras de seguridad monitorean la zona permanentemente para garantizar la seguridad de propios y visitantes.
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