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Los siete héroes que arriesgaron sus vidas para salvar la hidroeléctrica de Ituango

Enfrentaron el ‘bombazo’ que precede el cierre de casa de máquinas por el ingreso abrupto de aire y lograron corregir desviaciones en la compuerta.  
Estos son los detalles que hacen que merezcan capítulo aparte.
La historia de estos héroes empezó muy temprano, a las 5:00 a.m. de este miércoles. Una camioneta los llevó del Puesto de Mando Unificado (PMU) a la obra. Allí, en soledad, cada uno afrontó la responsabilidad con miles de personas aguas abajo del proyecto.
Un helicóptero ángel de la fuerza aérea realizó la complicada maniobra de rescate...al aterrizar en el pozo de captaciones, los uniformados llaman a los siete trabajadores que se encontraban junto a la grúa que sujetaba la compuerta.
Uno a uno fue subiendo al Black Hawk. Al cerrar la puerta de la aeronave, reunidos como estaban desde la madrugada, con gritos y abrazos, celebraron haber cumplido su misión.
Ya en tierra y en medio de oraciones fueron recibidos por todos sus compañeros de campamento en Hidroituango.
William Giraldo, encargado de cierre de compuertas, recordó: “Teníamos el susto y la adrenalina arriba por lo que estaba ocurriendo y por lo que sabíamos podía seguir ocurriendo de ahí en adelante, Entonces al ya estar ahí, sabiendo que ya estábamos bien, sí fue abrazos y saludos de todos los compañeros y de felicitaciones, entre nosotros”. 
El más joven del operativo es Vladimir Suárez, el jefe de operaciones internas, quien se puso el overol de héroe, sin esto querer decir que no sintiera miedo.
“Cuando comenzaron los transitorios hidráulicos y los bombazos y todo lo que ocurrió ahí, lógicamente todos nos asustamos, pero cuando uno se mentaliza y hay una meta clara pues para allá íbamos”, explicó.

Pusieron en riesgo sus vidas

Jorge Iván Arrubla, encargado del cierre de compuertas, fue más allá. Con frialdad, contó los momentos más difíciles de la maniobra.
“Tuvimos que devolver la compuerta porque se nos estaba verticalizando en algún momento, o si no que la viga se movía mucho, entonces paramos, tuvimos que subir la compuerta y procedimos a bajar; el otro momento fuerte en el sitio es que cuando la compuerta está llegando a su mínima expresión de cierre, hay un bombazo muy fuerte y se siente aire por todos los lados, una presión muy grande y tiene que estar uno concentrado para que la actividad le salga adelante”, describió Arrubla.
Junto a ellos estuvieron José David Vera, Alberto Álvarez, Byron Suárez y Francisco Mosquera.
Los siete trabajadores pasarán a la historia del proyecto gracias a la hazaña realizada.

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