Las autoridades atienden a los afectados por amenazas de grupos armados, mientras buscan generar las garantías para que puedan retornar a sus veredas.
La mirada silenciosa de una campesina desarraigada no necesita ser descrita; es de tristeza, como la que trajeron a cuestas 815 labriegos de seis veredas de Ituango, Antioquia, desplazados por amenazas.
“Nos vinimos, dejamos los animalitos solos y entonces lo que queremos es el regreso a nuestras comunidades”, manifestó Ramón Vera, desplazado de la vereda Los Sauces.
Hasta los animales sufren el destierro. El miedo de los campesinos fue tal, que salieron con lo que pudieron.
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“Arranqué con una mudita de ropa que tengo por aquí, una que tengo encima y otra en un bolsito”, expresó Regino Cifuentes, desplazado de la vereda El Cedral.
Una llamada telefónica fue el detonante de esta crisis humanitaria.
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“Llegó una orden de un grupo armado que nos tocaba salir desplazada toda la comunidad, que no podíamos quedar nadie, o si no corríamos peligro”, señaló Humberto Mazo, desplazado.
El Ejército anunció la llegada de 15 soldados y tres policías a cada sitio afectado.
“Presencia de Ejército en la zona rural de la mano con la policía para lograr que las familias voluntariamente regresen a su lugar de domicilio”, aseguró el general Juan Carlos Ramírez, comandante de la Séptima División del Ejército.
La emergencia humanitaria está siendo atendida en dos albergues. Con el refuerzo, autoridades esperan propiciar el retorno de los campesinos a las veredas.
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“Nosotros creemos que mañana mismo podríamos empezar un proceso gradual de retorno, obvio por la complejidad del tema se tomará algunos días”, Luis Fernando Suárez, secretario de Gobierno de Antioquia.
En total son 309 familias desplazadas, entre ellas hay 279 menores de edad.
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