Tremenda sorpresa se llevaron las autoridades en Bogotá al descubrir una fiesta de disfraces clandestina en Chapinero.
Al abrir la puerta, se encontraron con varias personas que se festejaban Halloween en la habitación de un edificio del norte de la ciudad.
Una novia macabra interrumpió la fiesta ilegal y detrás de ella llegaron varios uniformados de la Policía que impusieron orden y varios comparendos.
Un asistente a la rumba clandestina quiso emular al ‘Hombre araña’ y se subió por los tejados para tratar de huir de las autoridades.
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A propósito del tema, las autoridades de salud recordaron que una máscara no reemplaza el tapabocas.
“Es necesario, además, tener en cuenta que se pueden recibir golosinas y dulces cuyos plásticos pueden venir contaminados con el virus, así vengan empacads. Pueden durar cuatro o cinco días en estas superficies”, explicó Carlos Trillos, médico epidemiólogo de la Universidad del Rosario.
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En los alrededores del estadio El Campín también se vivieron escenas de terror: padres con sus hijos disfrazados sin usar tapabocas.
“No hay que olvidar que si bien existe cierta apertura económica y social, aún estamos en pandemia y el virus no se ha ido”, recalcó Ronald Medina, médico especialista en edicina interna.
También, motorizados disfrazados protagonizaron una caravana sin guardar las medidas de bioseguridad y violando la medida de la Alcaldía que prohíbe las aglomeraciones.
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Miguel Forero, presidente de la Fundación SOS Moto Cultura, rechazó esta escena e hizo un llamado al autocuidado y a la responsabilidad ciudadana para evitar más contagios.
En el sur de la ciudad el panorama diferente por las rumbas clandestinas, donde tres establecimientos fueron sellados.
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