Una particular entrega de regalos concentró la atención de los niños del Instituto Nacional de Cancerología. Desde las alturas, con botas y su característico traje rojo, Papá Noel se deslizó por los ventanales del Instituto Nacional de Cancerología, para traer un momento de alegría a quienes hoy pasarán su Navidad en tratamiento dentro del centro médico.
“Hay que seguir adelante (…) y pues que los niños sean felices y que se sanen”, pide Keira, una paciente oncológica.
Cada familia libra una batalla por la vida y en su corazón está plasmado ese deseo supremo: el de mantenerse en pie, estar juntos y sanos.
Para Alma Luna Milagros y su mamá esta será su primera Navidad lejos de casa.
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“Es duro, pero pues toca aceptar los designios de Dios y tener fe de que todo va a salir muy bien. Aunque en este momento hay personas que estamos con tristeza en el corazón (…) pero no tengo palabras para describirla, lo que ella produce en mi vida”, dice emocionada Jazmín, la mamá de la pequeña.
En medio de sentimientos encontrados, este acto de amor transforma su diagnóstico.
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“Muchos de los niños tienen hospitalizaciones muy largas, prolongadas, y no son procesos fáciles. Llevan aproximadamente uno o dos años de múltiples hospitalizaciones, de pasar diciembres alejados y todo el apoyo que se recibe es importante para acompañarlos en estos momentos”, explica la doctora Daniela Puentes, especialista en cuidados paliativos en pediatría.
La felicidad cobra otro valor, pese a estar lejos de sus familias y en medio de una dura situación mantienen una sonrisa y un deseo de amor en esta Navidad.
“Los quiero mucho y que pronto vamos a estar juntos. (¿Porque eres fuerte?) Sí, soy muy valiente y yo soy un niño de Dios”, dice Derwin, un paciente oncológico.
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