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"Nos ha tocado atenderlos a palo y pata": crudo panorama de la delincuencia en Bogotá

Por los constantes hurtos, en varios sectores optaron por tomar justicia por mano propia. Penalistas advierten que quienes lo hacen pueden enfrentar hasta 57 años de prisión.

Frentes de Seguridad en Bogotá.jpg

Raponazos, amenazas a mano armada, hurtos en motocicleta y hasta intentos de robos en viviendas son la razón para que la comunidad de Kennedy, suroccidente de Bogotá, salga a las calles con palos y bastones a protegerse de la delincuencia.

"Motos, celulares, ciclas, roban de todo, a cualquier hora del día. Nos ha tocado atenderlos a palo, a pata, de todo, porque nos tienen desesperados en el barrio", cuenta un líder del frente de seguridad.

La imagen de los habitantes de Kennedy con palo en mano preocupa, sobre todo, porque es un indicador de lo desesperados que están los ciudadanos con la delincuencia.

"Los delincuentes no andan desarmados, ellos son los únicos que tienen permiso de andar armados, entonces también la comunidad tiene que salir a defenderse", expone otro líder.

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El frente de seguridad cuenta con sistema de cámaras de vigilancia y hasta con botones de pánico, pero pareciera que nada espanta por completo a los bandidos

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"Lo que le recomendamos a cada comerciante y propietario de la zona es que tenga instalado su propio sistema de cámaras y alarma, eso hace que sea más inmediata la reacción de la comunidad", explica un líder del frente de seguridad.

Panorama se repite en Soacha

Lo mismo sucede en el vecino municipio de Soacha, donde un grupo de mujeres salen a hacer rondas de vigilancia día y noche para poder proteger a sus hijos de los delincuentes.

"Salimos con palos, gasolina, pero no para quemar los ladrones, sino para quemar colchones con vicio, con marihuana, y los palos es por si nos atacan o algo", describe Isabel Riaño.

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Bogotá tiene más de 9.000 frentes de seguridad y aunque muchos han tenido que utilizar elementos de defensa propia, también deben ser muy conscientes del riesgo penal que eso conlleva.

"No se permite a la comunidad lesionarlos, amarrarlos, torturarlos o hasta quitarles la vida. La ley penal colombiana prevé esta clase de conductas en penas que van desde los 17 hasta los 57 años de prisión", advierte Ricardo Bustos, abogado.

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De acuerdo con penalistas, aunque agredir a un criminal es un delito, sí se puede, por ejemplo, entregar a un ladrón a las autoridades para que sean ellas, quienes actúen.

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