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Pinos por arrayanes: se desarrolla proceso de restauración de la flora en cerros orientales

Aunque hay preocupación entre vecinos de la zona por la tala de varios árboles, el Gimnasio Femenino explica que se están cambiando por especies nativas de la zona.
Los cerros orientales llevan cerca de cincuenta millones de años oxigenando lo que hoy se conoce como la sabana de Bogotá. Se trata de un pulmón natural que en los últimos 70 años se ha visto afectado por las construcciones, muchas ilegales, la explotación minera y la tala de árboles.
Vestigios del hombre que dejaron cicatrices imborrables en las montañas y que, siete décadas después, se ven reflejadas en emergencias como la que ocurrió hace 8 días con el desprendimiento de una parte de la montaña.
Construir en esta montaña es para algunas personas un privilegio por la maravillosa vista de la ciudad pero qué causa graves impactos en el ecosistema.
Y es que aparte de la construcción, existe intranquilidad porque hace más de 20 días han observado cómo trabajadores en la zona están cortando árboles en la parte posterior de la montaña.
¿Pero quién y por qué se están cortando los árboles de los cerros?
El colegio Gimnasio Femenino, que se encuentra ubicado en la parte urbana de los cerros, inició un proceso de restauración de la montaña que consiste en quitar árboles de especies exóticas y que fueron sembradas hace años aun cuando no eran aptas para esos suelos y reemplazarlas por especies nativas que fortalecen los terrenos y evitan los desprendimientos de tierra.
"Especies como el eucalipto y el pino, que no son nativas de los cerros de Bogotá, causan múltiples complicaciones como el volcamiento de los árboles y la reducción de la fauna y flora del lugar. Estas raíces por ejemplo no son aptas para este suelo porque lo que hacen es secar completamente la tierra y por eso es importante restaurarla".
Sembrar especies nativas como arrayanes, mano de oso, siete cueros y duraznillos permitirán fortalecer la tierra, devolverle a la zona gran parte de su fauna y abastecer las fuentes hídricas como la quebrada Trujillo.
El proceso debe hacerse de manera progresiva. El colegio busca llegar a restaurar 70 hectáreas de la montaña, empezando por unas 10 primeras hectáreas autorizadas por el ICA.
El Acueducto, la CAR, la Alcaldía de Usaquén y la Secretaría de Ambiente aseguran que monitorearán las labores de restauración.
Es un compromiso de la institución educativa recuperar la biodiversidad del ecosistema y aunque se trate de un proceso lento, permitirá restaurar los cerros orientales que proporcionan el suelo de las más de 196 quebradas que los atraviesan y que alimentan cuatro cuencas principales de la ciudad.

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