¿Qué tan letal puede ser un taser, arma utilizada brutalmente contra Javier Ordóñez?

Especialistas aclaran en qué casos debe usar un policía un taser, como el que accionaron contra el abogado Javier Ordóñez, que murió luego de ser sometido a un violento procedimiento por parte de dos uniformados en Bogotá.

Esta arma, utilizada en más de 200 países, es considerada como no letal siempre y cuando se manipule bien y sin excesos.

Antes de usarla, los uniformados deben tener a consideración “el principio de proporcionalidad, el principio de necesidad, el principio de legalidad y el principio de racionalidad”.

Al activarla sobre una persona produce “una serie de descargas eléctricas que buscan simular algunos pulsos eléctricos del cerebro, generando en el objetivo una respuesta de tensión muscular que impide su libre movilidad”.

Sin embargo, las consecuencias en quien sea sometido con un taser pueden ser afecciones, incluso, mortales.

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“Uno de los aspectos que puede llevar a que una persona tenga lesiones es la caída, la caída desde su propia altura, que puede generar complicaciones. También estas personas pueden quedar con hematomas, quemaduras incluso, o lesiones a nivel muscular”, dice Juan Andrés Castaño, cirujano y profesor de la Universidad Manuela Beltrán.

Por eso señala que el taser no debe colocarse, por ejemplo, “a nivel del tórax, donde se ha reportado que el riesgo de desencadenar fenómenos como fibrilaciones ventriculares son bastante serios”.

Héctor Salazar, instructor máster del dispositivo, dice que este tipo de arma tiene una memoria que facilitaría la investigación en el caso de la muerte de Javier Ordóñez.

“Mediante la cadena de custodia a presentar este dispositivo para que se realice esa prueba técnica y se pueda establecer las veces que fue utilizada, cómo fue utilizada”, indica.

Los expertos coinciden en que a pesar de que por la Constitución y el Derecho Internacional Humanitario no es un arma letal, su descarga de casi 1.500 voltios realizada en partes vitales del ser humano pueden causar la muerte.

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