A Castillo lo secuestraron en una finca de su propiedad en el municipio de San Martín. Desde entonces, su familia había recibido dos pruebas de supervivencia.
En una de ellas, conocida hace unas semanas, le pedía a su hermano que buscara negociar para poder recobrar la libertad.
Las personas que lo tenían en su poder lo asesinaron al verse acorralados por hombres del Gaula en la vereda Picapica, en Río de Oro.
La familia del finquero asegura que no autorizó ningún operativo de rescate, a lo que el director del Gaula respondió que no se trataba de un plan destinado a su liberación.
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"Hay que dar claridad que el grupo antisecuestro no estaba realizando ningún rescate, estábamos era en unos puestos de observación, haciendo inteligencia y esto no es un error táctico, es un hecho desafortunado", manifestó el general Fernando Murillo.
Según Samuel Castillo, hermano del comerciante asesinado, ya había una negociación con los captores porque en cuatro meses las autoridades no habían hecho “nada”.
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