El Rodadero fue el escenario en el que los 15 menores dieron un respiro a su cuerpo y disfrutaron del mar. Su enfermedad no fue un límite en esta ocasión.
“Todo es muy bonito. La playa, el mar, las olas, todo es espectacular. La arena es suavecita”, expresó, Yarisleidys Sarabia, quien a los nueve años ha pasado más de la mitad de su vida luchando para vencer el cáncer.
Por su parte, Juan Prieto admiró su entorno: “Es bonito conectar con la naturaleza. Lo que dios nos ha dado es hermoso”.
Muchos de estos niños se subieron por primera vez a un avión y sintieron el agua salada en su piel.
Aura Bastos, representante de la Fundación Pequeños Guerreros señaló que son muchos más casos dentro de la organización: “Tenemos 80 niños actualmente en tratamiento. Son niños de escasos recursos que no conocían el mar”.
Las sonrisas de estos guerreros son un ejemplo de fortaleza en medio de las adversidades.
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