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En Santa Marta tuvieron que quitar los grifos de un colegio porque nunca llega el agua

En Santa Marta tuvieron que quitar los grifos de un colegio porque nunca llega el agua

La situación de la institución es producto de los grandes proyectos para construir acueducto y alcantarillado que siempre terminan truncados.
Proyectos faraónicos, megaobras y negocios políticos han marcado el rumbo de los intentos para llevar agua potable a Santa Marta, problema que, pese a ser muy antiguo, aún no tiene solución, pues cada proyecto termina en frustración para los habitantes samarios que no tienen como calmar el abrazante calor caribeño.
El 5 de agosto de 2014, el entonces alcalde, Carlos Caicedo, planteó la idea de tomar agua del río Guachaca para aprovechar la riqueza hídrica de la zona, pero la idea fue truncada por Metroagua, filial de Inassa y Findeter, quienes contrataron un estudio con la Universidad de los Andes que sugería traer agua del río Magdalena a, lo que denominaron, el acueducto regional. 

Esa fue la apuesta que apoyó el gobierno Santos, por lo que en diciembre descartaron la iniciativa de Caicedo. Sin embargo, según ha dicho el abogado y periodista Alejandro Arias, detrás de esa megaobra había manipulación de los políticos locales.
“Nos prometieron la solución del río Magdalena, que en realidad era un negocio de las clases políticas con la empresa Inassa, quienes se inventaron un estudio, generaron una necesidad y presentaron este proyecto para poder ser ellos la concesionaria de ese negocio”, afirmó Arias.
La alianza publico privada, APP, fue anunciada el 16 de febrero del 2016 por el entonces ministro de Vivienda German Vargas Lleras. Pero nuevamente un escándalo hizo que el proyecto se paralizara, entonces se buscó una nueva fórmula.
Cuenta Alejandro Arias que “nos montaron entonces en otra ilusión, volver a la que siempre ha sido la solución: traer el agua de los ríos Guachaca. El ministro Malagón, de su puño y letra escribió cuales deberían ser las soluciones rápidas con las que resolver el 60% o 70% de la crisis del agua en la ciudad”.
Para financiar esas obras, el concejo de Santa Marta y el alcalde Rafael Martínez aprobaron un acuerdo que daba luz verde a unas vigencias futuras por costo de 890.000 millones de pesos y, además, pusieron fin al contrato de la empresa Metroagua por estar envuelta en escándalos de corrupción de su filial en España, Canal de Isabel II.
Sin embargo, el 21 de marzo, el alcalde Martínez fue suspendido por una investigación de la Procuraduría y, en su remplazo, el presidente Iván Duque envió a Andrés Rugeles como alcalde encargado. Entonces el tema del agua volvió al pasado.
Después, el ministro Jonathan Malagón sorprendió a los samarios con estas palabras: “no hay tiempo para grandes planeaciones, para la estructuración de proyectos faraónicos. Vamos a traer agua del río Guachaca que nos traerá 800 litros del líquido”.
El problema que se dio entonces fue que el concejo de Santa Marta revocó el acuerdo que autorizaba las vigencias futuras, es decir, suspendieron los recursos.
El alcalde de Santa Marta afirmó que “la ciudad está en el peor de los mundos porque, las vigencias futuras, el concejo ha adelantado el proceso de revertirlas. En marzo del próximo año tenemos fenómeno del niño y aún no hay un proyecto a la vista”.
Ante esto, José Rodrigo Dajúd, nombrado gerente de Esmmar por rúgeles, indicó que trabaja en una estrategia para mejorar el servicio en la ciudad, que, por ahora, sólo es un proyecto buscando financiación.
Dajúd agregó que piensan aumentar la capacidad en los puntos de captación e introducir cinco nuevos pozos en Gaira. No obstante, todos saben que sin plata no será fácil y aún está lejana la solución definitiva, por lo tanto, la dictadura de carrotanques, mangueras y galones seguirá reinando en Santa Marta. 
En contexto:
Acueducto para Santa Marta, la típica bandera en campaña que al final queda en veremos ¡Qué paridera! Todas estas maromas hacen algunos en Santa Marta para tener agua en su casa

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