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Con fuerte carta, Iglesia católica pide a Congreso no aprobar matrimonio gay

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"El matrimonio, a través de todas las culturas, las épocas y las religiones ha sido una institución formada por la unión estable de seres biológicamente distintos y complementarios, el varón y la mujer. No se trata de una unión meramente afectiva, es también una unión natural y jurídica, orientada a la procreación", asegura la Conferencia Episcopal Colombiana a través de una carta enviada al Congreso.
"Dado que las uniones de personas del mismo sexo poseen, incluso biológicamente, características que las diferencian netamente de la unión que se establece entre hombre y una mujer, sería injusto otorgarles el ‘privilegio' de un reconocimiento", afirma la Iglesia y agrega: "La justicia no es dar a todos lo mismo sino a cada uno lo que realmente le corresponde".
La misiva, firmada por el cardenal Rubén Salazar, arzobispo de Bogotá, dice que "una cosa es regular jurídicamente las uniones entre personas del mismo sexo en el ámbito de los derechos civiles y patrimoniales y otra, muy distinta, es querer brindar a estas uniones un reconocimiento jurídico que, implícitamente, subvierte el orden establecido por la naturaleza humana". 
Ahora bien, la Iglesia católica recalca que "nada tiene contra las personas homosexuales o contra el reconocimiento y ejercicio de sus derechos legítimos (...) todas las personas tienen la misma dignidad ante Dios y el Estado".
No obstante, pide al Legislativo, que por estos días decidirá si aprueba o no las bodas entre personas del mismo sexo, "apelar a su conciencia para que se apoye el único y verdadero matrimonio, constituido por la unión de un hombre y de una mujer".
Dice el comunicado que la postura de la Iglesia no corresponde a actos "intolerantes y discriminatorias o a la idea de imponer un credo religioso al margen del sano pluralismo democrático".
 
Las razones para rechazar los matrimonio gay son, explica, diversas. "Obedecen, en definitiva, al reconocimiento y respeto que todos debemos brindar a la persona humana y a sus valores fundamentales. Un valor muy importante es la familia, núcleo esencial de la sociedad que se constituye por la decisión de un hombre libre y una mujer de contraer matrimonio", acota.
 
"La familia y el matrimonio no obedecen a una ordenación política, jurídica o cultural meramente coyunturales. En realidad, anteceden a la religión, al Estado y a sus leyes, ‘imponiéndose' a ellos, tal cual son, en virtud de su intrínseca fuerza y belleza", señala el Episcopado.
 
Y concluye con una advertencia: aprobar las uniones entre personas del mismo sexo es "una apuesta arriesgada, cuyas consecuencias negativas no logramos todavía vislumbrar".

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