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“Danza de atarrayas”, fotografía de la colombiana Olga Burgos que la llevará a la bienal de Grecia

La imagen, captada en las playas de Tolú, fue la seleccionada por la FIAP para representar a Colombia. Olga Burgos, autora de la pieza, cuenta cómo pasó de ser odontóloga a una de las fotógrafas de paisaje más abanderadas del país.

olga burgos danza de atarrayas

Aunque pareciera que Olga Burgos, la fotógrafa seleccionada para representar a Colombia en la Bienal FIAP Color Grecia 2023 en la categoría papel, hubiera ejercido esta profesión toda su vida, la verdad es que antes de volcarse de tiempo completo al oficio de las cámaras ejerció 30 años como odontóloga. En entrevista con Caracol Ahora, cuenta cómo logró llegar a uno de los escenarios más importantes de este oficio.

Su primer contactó con este arte se dio gracias a su papá, un apasionado por la imagen. Dentro de los primeros recuerdos de su vida, rememora a su padre en los paseos familiares con su cámara retratando los paisajes. “No le gustaba tomarnos fotos a la familia, sino al paisaje del lugar donde estábamos”, admite Olga Burgos con suspicacia.

Años después, al momento de elegir una carrera profesional, se presentó a Arquitectura y a Odontología, pero como los resultados de esta última salieron primero, decidió tomar ese camino, en el cual ejerció por 30 años.

Aunque practicó su pasión por la fotografía mientras laboraba, al final de su tiempo como odontóloga la idea de dedicarse un tiempo a las cámaras le palpitó en la cabeza, ya que para ella se convirtió en algo muy especial en su vida.

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Dentro de su corazón, la fotografía de interiores y la de paisajes conviven como un yin yang, puesto que, aunque su profesión actual está enfocada en la fotografía de interiores, donde ve volcada su pasión por la arquitectura, esta se ve regida por un deber laboral que impone ciertos tiempos y cánones acordados con los clientes. Siente que los paisajes le dan una sensación indescriptible.

“Son dos sentimientos muy diferentes para mí. La fotografía de naturaleza y paisaje es indescriptible, me causa una emoción tan interna y mostrarle a la gente esa emoción que yo sentía en ese momento”, expresa eufórica.

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Los bienales son actividades organizadas por la Federación Internacional del Arte Fotográfico, en las cuales se recogen obras de los países participantes para que hagan parte de certámenes especiales bajo los parámetros de monocromo, color o naturaleza, esto según la convocatoria.

Olga Burgos ha labrado un reconocido camino en la fotografía. En 2021, participó en la bienal de Francia, en la cual, por medio de un retrato de una pieza fotográfica, mostró a una palenquera de Cartagena en la convocatoria de color.

Este año, su fotografía seleccionada, titulada “Danza de atarrayas”, participará en la bienal que se dará en Grecia.

Para ella, el volver a ser elegida para participar significa un orgullo gigante, no solo por la capacidad técnica que requirió la toma, sino por el honor de representar a Colombia en estos escenarios.

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Olga Burgos comenta que “Danza de atarrayas” nació de su amor por la costa, ya que reside en Cartagena. De allí, ella se declara admiradora de los pescadores, personajes dinamizadores de la economía de la región, por lo cual ha intentado ahondar en sus vidas por su disciplina.

Surge la oportunidad de un viaje a Tolú, un municipio costero de la costa Caribe colombiana para conocer a los pescadores de la región. En su visita, pudo descubrir que “es muy bonito escucharlos, cada uno tiene una historia de vida, ellos hasta su manera de tirar la atarraya cambia”, además que, a pesar de que todos desempeñan el mismo oficio, en esa relación de “amistad que hay entre todos ellos ahí no hay rivalidades, eso lo admiro muchísimo“.

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Al conocerlos, le surgió la idea de una foto donde se plasmaran las atarrayas en acción. Olga admite que no fue fácil porque eran una gran cantidad de pescadores con las mallas, lo cual complicaba el proceso para que la toma quedara enfocada, además de que la fotografía debía trasmitir un lenguaje corporal positivo que demostrara el amor que ellos tienen por su trabajo.

Los sujetos aceptaron y a la orilla del mar, en tempranas horas de la mañana, juntos hicieron la colaboración que terminó en la toma que representará al país en el certamen internacional.

“Cuando sale una cosa de estas, uno no se lo cree”, comenta la fotógrafa, que ha extendido su agradecimiento a quienes participaron de la pieza, diciendo que acciones como esta hacen que el salto de odontóloga a artista haya valido la pena.

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