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Desplazados por la violencia en Puerto Carreño buscan entre la basura comida para sus niños

Cerca de mil personas han huido de los grupos armados, que no solo se enfrentan entre sí, sino que les prohíben pescar y quieren reclutar a sus hijos.

Desplazados en Puerto Carreño buscan en la basura para alimentar a sus hijos

Hay rostro de los enfrentamientos en Arauca entre el ELN y las disidencias de las FARC: son los desplazados. Decenas de ellos están en el barrio San José de Puerto Carreño, capital de Vichada.

Entre estos seres humanos reina el miedo.

• En contexto: Dolorosa imagen: más mil desplazados en Puerto Carreño permanecen en cambuches

En su mayoría son pescadores que llevan 12 días sin poder ejercer su actividad porque los grupos armados ilegales lo prohibieron.

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“Corremos riesgo. La orden de allá, que supimos por medio de la población de allá, es que hasta nueva orden no querían ver a ningún pescador por los bordes del río, y después de las seis de la tarde que no querían ver a nadie en el río y uno pesca es de noche”, explica un habitante de san José.

Una población desplazada de Arauca que hoy no tiene ni siquiera qué comer. Después de su denuncia este pescador pidió que protegiéramos su identidad porque teme por su vida y la de su familia. Sin embargo, habla por una razón: necesita ayuda.

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“Yo tengo el hogar allá en la casa, tenemos los servicios, tenemos todo sin gas ni nada, sin comida, pues ahí esperando y quién sabe cuándo se llegará ese día de que nos dejen pescar de nuevo”, dice.

Son indígenas que, en medio de su drama, relatan lo que se vive en las regiones que debieron abandonar por cuenta de los enfrentamientos.

“Pa’ allá pa’ dentro sí se prenden plomazones, y han matado niños, gente. Y se han llevado la mayoría de la gente. Está bastante horrible y no se sabe, lo que se llevan no aparece”, explica Leyner Valenzuela, desplazado de Puerto Páez, en Venezuela.

Son más de 40 las familias que llegaron desplazadas de Puerto Páez, en Venezuela, hace 4 días. Caminaron por más de 7 horas hasta la orilla del río Meta, donde hoy están asentados. El enfrentamiento entre el ELN y las disidencias los sacó corriendo.

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Vea también: ‘Antonio Medina’, cabecilla de disidencias de las FARC, habría muerto durante combates en Venezuela

Viven sin agua, consumiendo alimentos mal conservados con tal de que los niños no pasen hambre.

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“A nosotros nos tocó abandonar la casa, los papeles nos los botaron, nos los quemaron, no tenemos nada. No tenemos ni dónde vivir, nos prestaron esto aquí y nos lo están quitando”, dice una desplazada de Puerto Páez.

También hay otra preocupación latente. Afirman que huyen porque los grupos armados quieren reclutar sus hijos.

“Querían llevarse los de cinco años. Así nosotros vinimos por eso pa’ acá. No queremos eso, por eso vinimos para acá, hay muchos niños y niñas””, relata uno de los desplazados.

Y luego un panorama devastador: integrantes de comunidades indígenas desplazados por la violencia en Venezuela pelean por la basura.

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“Sí, por las bolsas, por el aluminio, por el cobre, todo lo que botan nosotros reciclamos para comprar unos mercados; con eso nosotros nos beneficiamos”, explica una de las indígenas desplazadas.

“O sea lo que agarremos aquí un poco, o sea un pedacito de pollo, pedacito de carne. Si lo llevamos allá lo lavamos con agua limpia y con eso le damos a los niños más pequeños para que coman”, dice Rafael González, uno de los indígenas desplazados.

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Los menores, que no han probado bocado, cuando encuentran lo que parece comida se lo echan a la boca; mientras, algunas mujeres buscan prendas para vestir.

Ante la crisis social, el defensor del pueblo hizo un llamado al Gobierno nacional.

“El llamado no es solo al Gobierno nacional sino a todos los estamentos del aparato estatal y también a la comunidad internacional: que unamos esfuerzos, que busquemos soluciones, exploremos alternativas para llegar con soluciones y mitigar esta crisis humanitaria de grandes proporciones”, indicó Carlos Gómez.

• Vea el informe especial: Arauquita, en la frontera del olvido

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En el lugar hay 277 familias desplazadas, equivalente a 936 personas entre adultos y menores de edad, que no saben qué pasará con ellos y que solo parecen apostarle a sobrevivir cada día.

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