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¿En qué se convirtieron las armas de las FARC que atizaron el conflicto durante años?

¿En qué se convirtieron las armas de las FARC que atizaron el conflicto durante años?

Más de 7.000 artefactos para la guerra fueron dejados a disposición de la ONU. Luego fueron fundidas y convertidas en tres monumentos.
“Dejen las armas, vivan en paz”. Con esta frase, el expresidente Juan Manuel Santos dio el parte de victoria de una negociación que por medio de la palabra puso fin al conflicto con las FARC.
Fue un acto de dejación y no de entrega, fue un acuerdo y no una rendición. La diferencia fue clave para conseguir que ese grupo guerrillero diera el paso para renunciar a la lucha armada y se convirtiera en un partido político.

Más de 7.000 armas fueron depositadas en contenedores verificadas por la ONU. Las clásicas AK-47, pistolas automáticas, fusiles caza aviones, lanzagranadas, cohetes rusos y otras encontradas en 750 caletas con más de 30 tipos de armamento quedaron inutilizables desde aquel 27 de junio de 2017.
El tránsito de las armas a la democracia fue un proceso que comenzó con un cese al fuego bilateral, el traslado y concentración de los guerrilleros a las zonas veredales y un inventario de armas, una operación en la que las FARC y las Fuerzas Militares se coordinaron milimétricamente.

El hoy senador Julián Gallo, entonces, llamado ‘Carlos Antonio Lozada’, evalúa ese trabajo conjunto y reflexiona sobre el papel de las fuerzas armadas en el pos-acuerdo. “El Estado colombiano debería hacer tránsito hacia una concepción distinta que le ubique un papel diferente al de las fuerzas armadas al que viene cumpliendo actualmente, por eso consideramos que en eso también se ha retrocedido.
De armas, letales a hierros fundidos convertidos en símbolos de memoria del sufrimiento, el dolor y la ausencia de las víctimas.

Ahora son tres monumentos artísticos. Uno de ellos se llama Fragmentos, obra de la artista plástica Doris Salcedo como homenaje a las mujeres abusadas por todos los actores del conflicto. El segundo, Kusikawsay. Su nombre en lengua quechua significa vida apacible y venturosa, que estará en la sede de Naciones Unidas en Nueva York, del artista chileno Mario Opazo.

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El último en La Habana, sede de las negociaciones. De este no se sabe tiene sitio ni autor.

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