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Entrevista con Irene Vallejo, creadora del ensayo ‘El infinito en un junco’

La escritora de esta obra habla de cómo logró exaltar el trabajo de mujeres en la historia de la literatura y de su cariño a la escritura colombiana.

Entrevista con Irene Vallejo, creadora del ensayo ‘El infinito en un junco’

Alberto Medina, subdirector de Noticias Caracol, habló con la filóloga y escritora española Irene Vallejo, autora del ensayo ‘El infinito en un junco’, un escrito mágico que narra la historia de los libros y las bibliotecas.

Alberto Medina: ¿Cómo surge ese amor por los libros?

Irene Vallejo: Creo que ese amor por los libros me precedió en mi familia, en mi hogar, mis padres eran dos grandes lectores. Yo recuerdo desde la infancia haberme visto rodeada de torres de libros, de relatos, de cuentos, de un entorno y una atmósfera y de amor a la palabra. Todo empezó cuando mis padres me contaban cuentos antes de dormir y realmente de esa forma aprendí a amar la literatura antes de saber leer.

Alberto Medina: El infinito en un junco es la historia de la invención del libro en el mundo antiguo, pero también su proyección hacia la eternidad. El capítulo del mestizaje cultural de Roma y Grecia, y la manera cómo el imperio romano amó la cultura griega y la emuló, aceptando la grandeza de una nación sometida. Yo no puedo dejar de pensar en el mestizaje en América Latina, aunque fuera violento. ¿En qué se parece o diferencia nuestro mestizaje de ese mestizaje del mundo antiguo cuando pensamos en la amalgama de culturas?

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Irene Vallejo: Todos los episodios, todas las épocas son muy distintas y las vivencias son incomparables pero de alguna manera me gustó reparar en que en el interior romano más allá de la brutalidad de los métodos que se utilizaron en la Conquista y los ejércitos como hubo de manifiesto, y esa terrible costumbre de convertir en esclavos a los enemigos conquistados, pues más allá de eso también había un rasgo esperanzador, el amor por la cultura de los conquistados y esa posibilidad de hermanarse a través de una literatura, de un idioma, de una tradición. Creo que en todos los mestizajes es importante reivindicar aquello que nos acerca y marcar las distancias con aquellos que entraña más violencia.

Alberto Medina: Refiriéndonos un poco a la fusión en el caso nuestro, que es el idioma español se fusiona con lenguas aborígenes de América, africanas, y nace un nuevo español en estas tierras. ¿La lengua en este caso debe ser el principio de identidad?

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Irene Vallejo: Yo creo que es un ingrediente de esa identidad que al mismo tiempo se constituye como una fórmula de comunicación, flexible, ágil, abierta al cambio y al mestizaje. La lengua está constantemente admitiendo influencias y de alguna manera armonizándola, y esa es la razón por la que yo creo que las lenguas están cargadas de futuro, de magia y de posibilidades. Para mí la literatura colombiana ha sido muy importante desde la infancia. Mis padres me la ponían entre las manos y fue apertura a otras palabras, a otras estructuras, a otras melodías del lenguaje, a otros acentos y recuerdo cómo sentía allí una brisa fresca que venía de otras latitudes y que de otra manera revitalizaba el idioma que yo aprendía y yo hablaba. Por eso quiero rendir un homenaje a su literatura y a su enorme capacidad creativa que tanto me admira con autores como Héctor Abad Faciolince, Juan Gabriel Vásquez, Pilar Quintana y tantísimos otros que me parecen absolutamente deslumbrantes… Piedad Bonet, Laura Restrepo, Emma Reyes, Álvaro Mutis. En fin, tienen ustedes una creatividad tan asombrosa que yo siempre lo he recibido como un regalo, como una posibilidad de crecer a través de sus letras y de su mirada.

Alberto Medina: ¿Cómo hizo para encontrar esas historias de mujeres que escribían, pero que fueron prácticamente borradas de la historia? ¿Cómo hizo para encontrar eso que para los lectores estaba perdido?

Irene Vallejo: A mí me había llamado la atención durante mis años de estudios universitarios la ausencia de voces y nombres de mujeres y realmente me preguntaba si ellas habían estado siempre ausentes o de alguna manera había sido apartadas y ocupaban un lugar secundario. Por eso hice una búsqueda muy concreta, pregunté a las fuentes por todas las anécdotas, las referencias que hubiera a las mujeres y fui encontrando y recopilando todas esas pequeñas piezas del mosaico que perdidas y aisladas cada una de ellas parecían poco significativas, pero unidas ofrecían una imagen de las pérdidas, del coraje de aquellas mujeres que en un mundo que se lo ponía tan difícil fueron capaces de encontrar su propio camino y dejar una huella de lo que habían pensado, soñado, y de su visión del mundo.

Alberto Medina: hemos escuchado muchas veces que agonizarán los libros, pero usted argumenta que eso es falso, ¿por qué tiene más futuro el libro que la tecnología misma? ¿por qué cree que los libros son eternos?

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Irene Vallejo: Debo advertir que soy una optimista y eso también condiciona mis percepciones. Pero sí es cierto que los historiadores y antropólogos han estudiado cómo los objetos que sobreviven durante mucho tiempo y muchos siglos tienen más posibilidades de sobrevivir en el futuro que las novedades. En nuestra época nos dejamos deslumbrar por todo lo que viene apellidado como ‘nuevo’ y nos deslumbra extraordinariamente, pero la realidad es que las modas suelen ser pasajeras, son sustituidas por otros objetos que se presentan como la sucesiva novedad mientas que objetos como la rueda, las tijeras, las sillas, el vaso, pues lleva muchos siglos con nosotros y es difícil imaginarse el mundo en su ausencia.

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