“¡Por favor, todo el mundo desaloje!”, gritaba angustiada una mujer minutos antes de la
La señora insistía en advertirles que el río se estaba represando arriba de la montaña. “¡Salgan, por favor, sálvense!”, decía llena de temor y pedía que sacaran a los niños.
“Se va a llevar todas estas casas, santo Dios”, vaticinaba mientras algunos decidieron hacerle caso y cruzaron la calle dejando sus hogares, que, minutos después, desaparecieron bajo el alud en el barrio La Esneda.
La comunidad teme que más material de la montaña se derrumbe por las lluvias que no cesan.
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