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Militares e indígenas, uno solo en Operación Esperanza: “Abracé a un soldado, son de corazón bonito”

Luis Acosta, coordinador de la guardia indígena, aseguró que este rescate en la selva del Yarí se convirtió en un “compartir para la vida” gracias a la estrecha conexión que lograron entre todos.

“Abracé a un soldado de la emoción”: militares e indígenas de la Operación Esperanza fueron uno solo

Luis Acosta, coordinador nacional de la guardia indígena y líder de las comunidades aborígenes que encabezaron laOperación Esperanza, habló de cómo lograron entenderse con las Fuerzas Militares para llevar a cabo el rescate de los cuatro hermanitos en las selvas del Guaviare.

El coordinador nacional de la guardia indígena hizo referencia a cómo se sobrevive en la manigua, un lugar que tiene belleza y hostilidades por partes iguales. “Muchas dificultades: la situación climática, la selva tropical es difícil, llueve demasiado, los animales que hay, como arañas, todo tipo de serpientes. Hay que saber moverse en la selva. La situación de lluvia, de deshidratación, la alimentación es compleja. Nunca añoré un huevo, un pedazo de carne como en la selva, porque no hay. Miedos en la noche, porque en la noche es difícil caminar. Nos perdimos como tres veces. Hay situaciones emocionales fuertes”, aseguró.

También contó de qué se alimentaron durante los 40 días que duraron las operaciones de búsqueda y rescate.

“Inicialmente comíamos arrocito, como casabe, fariña, medicina tradicional, compartimos las raciones con el Ejército. Hicimos pesca, comimos mojorros. Desde el primer momento fue reconciliación y coordinación con la fuerza pública”, reveló.

Entre las experiencias más conmovedoras que las comunidades indígenas vivieron en la selva del Yarí fue encontrarse con sus hermanos militares.

Yo abracé a un soldado emocionado, no lo había hecho antes. Fue emocionante porque nos hizo saber que todos protegemos la vida, cuidamos la vida. Los soldados conocen la vida, merecen abrazos, los guardias indígenas merecen abrazos. Nos conocimos allá y nos abrazamos, hay que conocernos para abrazarnos. Ese es el mensaje de paz más bonito. Fue un escenario de confianza con las Fuerzas Militares, los seguiré abrazando porque son de corazón bonito”, aseveró.

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Luis Acosta calificó esta hermandad como un compartir para la vida: “Nos enseñaron, nosotros les enseñamos. Yo nunca había visto a un soldado tomando chimú. Aprendimos tecnología de ellos y nosotros le enseñamos tecnología espiritual”.

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