Treinta y dos años del asesinato de Guillermo Cano, un crimen impune

El inmortal director de El Espectador pagó con sangre su decisión de encarar al Cartel de Medellín. Así lo recuerdan sus familiares.

Junto a sus reporteros, Guillermo Cano destapó el pasado criminal del narcotraficante Pablo Escobar Gaviria que, siendo congresista, posaba como víctima.

El Espectador reveló en 1983 que Escobar había sido detenido en 1976 con un cargamento de coca. El capo juró venganza.

El segundo día de las novenas de 1986, hace 32 años, dos sicarios le descargaron cinco balas, a dos cuadras del diario, a don Guillermo. Dos días antes, en su última entrevista, dijo premonitoriamente: “Yo salgo de aquí del periódico por la noche y no sé qué va a pasar".

En este proceso la impunidad ha sido constante. En 2010, la Fiscalía declaró de lesa humanidad el crimen y hace pocas semanas fue llamado a indagatoria John Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, pero sobre la reconstrucción de la verdad casi nada ha pasado en tres décadas.

Fernando Cano, hijo de don Guillermo, hoy tiene la edad de su padre cuando fue asesinado, 61 años, y así resume la tragedia de este país.

“Aquí corremos con el drama de que nos mataron a muchos de nuestros héroes y que el país estuvo o ha estado en manos de una suplencia que no es muy buena que digamos”, finaliza.

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