El padre Francisco de Roux recordó a los colombianos que han muerto en medio del conflicto armado, durante la presentación del informe final de la
Quiso agrupar a los miles de fallecidos hablando “desde el dolor de los que buscan a sus hijos desaparecidos, desde la tumba en la montaña de quienes murieron en el secuestro, de quienes fueron desposeídos de su niñez y sometidos al uso y al abuso de los adultos armados, desde las casas quemadas en las masacres, desde las madres de falsos positivos, desde el cuerpo -campo de guerra- de miles de mujeres, desde los campesinos desposeídos de sus tierras y desplazados, desde los pueblos indígenas y afrocolombianos sometidos a violencia mayor, rotos en su espíritu, expulsados de su propio territorio, desde decenas de miles de exilados en otros países”.
De Roux también mencionó a “las personas LGTBI sometidas a la ignominia, desde los que nunca salieron vivos del Palacio de Justicia, desde los soldados y policía sin piernas y ciegos por minas antipersona, desde los muchachos y muchachas de las FF. MM., paramilitares, guerrilla, que fueron llevados a morir en batallas absurdas entre los jóvenes colombianos, desde los empresarios y ganaderos y sobre todo los menos pudientes, que resistieron a la extorsión y no apoyaron la guerra y cargan el impacto de sus familias y la pérdida de bienes”.
Entre las víctimas del conflicto, la Comisión de la Verdad también se refirió a “la multitud de tumbas de luchadores políticos desde los distintos partidos, Gaitán y su pueblo, Galán y su esperanza, Álvaro Gómez y su acuerdo nacional, la multitud del genocidio de la Unión Patriótica”.
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Asimismo, habló de otros asesinados como los jóvenes de Cali, maestros y maestras, sindicalistas, jueces, “líderes que mataron después del acuerdo de paz y más de 300 excombatientes que luchaban por la convivencia”.
“La lista es interminable y el dolor inmenso”, dijo De Roux sobre las