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Novena de Navidad día 7: oraciones y consideraciones para el 22 de diciembre

Consulte aquí las oraciones y gozos para todos los días de la novena de Navidad o novena de Aguinaldos.

Con la novena de Navidad se inicia el conteo regresivo para el nacimiento de Jesús.
Con la novena de Navidad se inicia el conteo regresivo para el nacimiento de Jesús.
Imagen representativa Pixabay

Este jueves, 22 de diciembre de 2022, es el séptimo día de la novena de Navidad, una de las tradiciones de la religión católica preferidas por los colombianos. Con esta celebración se realiza el conteo regresivo para el nacimiento de Jesús, a las 12:00 a.m. del 25 de diciembre.

Oraciones y consideraciones para el día 7 de la Novena de Navidad

La Conferencia Episcopal de Colombia comparte la novena de aguinaldos en su página web oficial.

Día séptimo


Signo: Resaltar la imagen de la Sagrada Familia: Jesús, María y José; colocar junto a ellos una imagen de dos ancianos: hombre y mujer. Ambientarlas con un cirio encendido.

Consideración


Los ancianos Simeón y Ana, personas justas, piadosas que “esperaban la consolación”, que vivían en medio de la oración y el servicio a los demás y al templo, creyeron en el amor de Dios y aunque vivían en una situación de opresión, confiaban que Dios realizaría su amor en favor del pueblo, y se les concedió la dicha no solo de ver el “rostro de la misericordia” sino también de tomarlo en brazos. Todo esto fue posible gracias a que Dios ha hecho que este amor abundante sea visible, tangible, se ha hecho rostro, tiene nombre propio: Jesús de Nazaret, esto hace que Simeón exprese: “Mis ojos han visto tu salvación”, y que Ana no cese de hablar del Niño a todos los que esperaban la redención”.

Colombia tiene necesidad de “Simeones” y “Anas”, hombres y mujeres, justos, piadosos, que viviendo su servicio a los demás y a Dios hagan posible la bendición de la consolación y la redención; personas que con su espera y acción tengan la dicha de ver y tocar con sus propios brazos a Aquel que es paz y reconciliación para todos. Aquel que Simeón y Ana vieron y tocaron hoy se hace presente en el niño, en el huérfano, en el abandonado, en el anciano, en el enfermo… cuando con ellos practicamos las obras de misericordia. Tocamos la carne de Cristo tocándolos a ellos como Jesús mismo nos dice: “cuanto hiciste a uno de estos mis hermanos más pequeños a mí me lo hiciste” (Mateo 25, 40).

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Otros mensajeros de Misericordia que no podemos olvidar y que han aparecido a lo largo de estos días de la novena son los ángeles; detengámonos un momento y pensemos en sus gestos de misericordia, los vimos trayendo gozosos anuncios, ayudando a comprender la historia de Dios, alegrándose y regocijándose por éste acontecimiento maravilloso de la Encarnación, casi como en una colaboración silenciosa, disfrutando del amor de Dios en cada instante. Estas figuras nos invitan a saber disfrutar de las buenas nuevas, a ser siempre portadores de una bendición, a regocijarnos por la obra de Dios.

Hoy con estos dos ancianos, agradezcámosle personalmente a Dios las misericordias que descubrimos y que Él ha hecho personalmente en nuestra vida y así como Él ha sido tan misericordioso con nosotros, nos invite a desatar una cascada de misericordia con los demás.

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Oración para todos los días


Benignísimo Dios de infinita caridad, que nos has amado tanto y que nos diste en tu hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio. Yo en nombre de todos los mortales te doy infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrezco la pobreza, humildad y demás virtudes de tu hijo humanado, y te suplico por sus divinos méritos, por las incomodidades en que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido y con tal desprecio de todo lo terreno, que Jesús recién nacido, tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo (3 veces).

Oración a la santísima Virgen María


Soberana María que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera para madre suya. Te suplico que tu misma prepares y dispongas de mi alma y de la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento de tu adorable Hijo. Novena de Navidad 8 ¡Oh dulcísima madre! comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le agradaste tu para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén.

(Se reza tres veces el Ave María)

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Oración a San José


¡Oh Santísimo José! Esposo de María y padre putativo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego por el amor que le tuviste al divino niño, me abraces en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén.

(Se reza el Padre Nuestro, el Ave María y el Gloria al Padre)

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Oración al Niño Jesús


Acuérdate ¡Oh dulcísimo Niño Jesús! que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: "Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia, y nada te será negado". Llenos de confianza en Ti ¡Oh Jesús, que eres la misma verdad! venimos a exponerte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos, por los méritos infinitos de tu Encarnación y de tu infancia, la gracia, de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a ti ¡Oh Niño omnipotente! seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y despacharás favorablemente nuestra súplica. Amén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo (3 veces)

Gozos para todos los días


Dulce Jesús mío, mi Niño adorado,
¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

¡Oh Sapiencia suma del Dios soberano,
que a infantil alcance te rebajas sacro!
¡Oh Niño divino, ven para enseñarnos
la prudencia que hace verdaderos sabios!

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¡Oh, Adonaí potente que a Moisés hablando,
de Israel al pueblo diste los mandatos!,
Ah, ven prontamente para rescatarnos,
y que un niño débil muestre fuerte brazo.

¡Oh raíz sagrada de José que en lo alto
presentas al orbe tu fragante nardo!
¡Dulcísimo Niño que has sido llamado
lirio de los valles, bella flor del campo!

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Llave de David que abre al desterrado
las cerradas puertas del regio palacio!
¡Sácanos, oh Niño, con tu blanca mano,
de la cárcel triste que labró el pecado!

¡Oh lumbre de oriente, Sol de eternos rayos,
que entre las tinieblas, tu esplendor veamos!
Niño tan precioso, dicha del cristiano,
luzca la sonrisa de tus dulces labios.

Espejo sin mancha, Santo de los santos,
sin igual imagen del Dios soberano.
Borra nuestras culpas, salva al desterrado
y en forma de niño da al mísero, amparo.

Rey de las naciones, Emmanuel preclaro,
de Israel anhelo, Pastor del rebaño.
¡Niño que apacientas, con suave cayado,
ya la oveja arisca, ya el cordero manso!

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¡Ábranse los cielos y llueva de lo alto,
bienhechor rocío como riego santo!
¡Ven, hermoso Niño, ven, Dios humanado!
¡luce, hermosa estrella! ¡brota, flor del campo!

Ven, que ya María, previene sus brazos,
do su Niño vean en tiempo cercano.
Ven, que ya José, con anhelo sacro,
se dispone a hacerse de tu amor sagrario.

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¡Del débil auxilio, del doliente amparo,
consuelo del triste, luz del desterrado.
Vida de mi vida, mi dueño adorado,
mi constante amigo, mi divino hermano!

¡Véante mis ojos, de ti enamorados!
¡Bese ya tus plantas! Bese ya tus manos.
Prosternado en tierra te tiendo los brazos,
y aún más que mis frases, te dice mi llanto.

¡Ven, Salvador nuestro, por quien suspiramos;
ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!

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