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Opulencia del petróleo puso a una comunidad a vivir entre lodos residuales

Campesinos del El Centro, en Santander, soportan la destrucción del medioambiente y los malos olores de los residuos de la refinería de Barrancabermeja.

María Jaramillo pensó que no volvería a vivir el desplazamiento que sufrió de niña por la violencia. Eligió para su nueva vida la vereda Planta Nueva, en el corregimiento El Centro, en Santader.

"Esta vereda era muy agradable, uno podía andar tranquilamente día, noche. Hacíamos caminatas familiares, muy rico, los niños iban al colegio", dice con nostalgia.

Son añoranzas de una comunidad campesina que aprendió a vivir ente pozos de petróleo que respetaban su espacio vital. Nunca imaginaron que la llegada de los nuevos vecinos hace cuatro años tendría a las 24 familias de la vereda viviendo el desespero de no saber qué hacer.

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Se instalaron tres empresas que procesan lodo residual de la refinería, de manera legal, con licencias ambientales y de operación a cielo abierto.

"Levantarse uno y mirar todo ese paisaje que tenía, ese entorno verde fue cambiando. Se volvió tosco, seco, árido, raspado, la tala de árboles. Son lodos, pero no sabemos qué cantidad de lodos se manejan, cómo se hacen los procedimientos, pero los olores sí llegan a nuestras viviendas”, dice Jaramillo.

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Debido a esa planta de procesamiento de lodo que les construyeron en el vecindario, tuvieron que cerrar la escuela por los olores para los niños. Al cierre de la escuela se han ido sumando cierres de negocios de emprendimiento donde la gente había colocado sus ahorros.

"A nosotros lo que más nos sorprende de todo esto es que en un momento ellos tumbaron la montaña y nos dijeron que era para un parqueadero, para una cantidad de volquetas. Cuando ya vimos era que estaban haciendo los huecos. Jamás vinieron a socializar o a preguntar qué decía la comunidad”, dice Ricardo Ovalle, dueño de la tienda que tiene que convivir con un pozo de petróleo al lado de su casa.

La comunidad busco explicaciones en autoridades locales y nacionales. “Viene y dicen: ‘gravísimo’, pero no pasa nada”, explica María.

Como el problema va creciendo buscaron apoyo en los grupos ambientalistas, que explican que el tratamiento final de estos lodos no tiene ningún tipo de especificaciones técnicas ni rigurosidad.

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¿Hasta qué punto la refinería puede garantizar que no hay contaminantes en estos lodos que dio a empresas privadas para su manejo?

"Nosotros no somos un ente para controlar, quien hace los monitoreos de ley y hace las licencias es la Corporación Autónoma de Santander que también ha otorgado estas licencias. Nosotros velamos porque el trato que se dé a estos productos en nuestra operación sea el apropiado y cumpla con los lineamientos", indicó Henry Castaño Grajales,  gerente de producción (e) de la refinería de Barrancabermeja.

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Son 24 familias acorraladas por un nuevo paisaje, montañas de lodo industrial que se procesa en su vecindario.

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