Paracaidista colombiano, al parecer inocente, paga cadena perpetua en Catar

Mauricio Iragorri, hermano del paracaidista, dice que el colombiano tuvo problemas cuando un sujeto “le empezó a decir que trabajaba con una persona muy importante, que si les podía ayudar a conseguir cocaína de Colombia para llevar a Catar. Y le ofreció cocaína sin conocerlo”.
Él se negó y entonces comenzaron las amenazas, “lo acosaron, hasta lo trataron de sobornar; parte de la defensa que él tiene son los cheques de la plata que le trataron de entregar”.
Fue entonces cuando “lo capturaron a la una de la mañana cuando él estaba llegando a la casa, policías sin uniforme, sin orden de arresto, sin decirle por qué lo estaban arrestando, sin leerle los derechos”, continuó.
Según él, Iragorri fue obligado a firmar unos papeles y “él se vino a enterar de que uno de los documentos que firmó era una confesión en árabe declarándose culpable de ser narcotraficante”.
La familia del paracaidista considera que las pruebas fueron inventadas, porque, dice su hermano, “la vida en muchos países, en muchos lugares donde si quisiera ser narcotraficante sería mucho más fácil empezar que en Catar, que es un país árabe donde hasta hace unos años antes del arresto de él, el narcotráfico era ejecución”.
El congresista Rodrigo Lara, amigo del detenido, dijo que había “serios reparos sobre la naturaleza de la investigación, del proceso y del juicio que se adelantó en su contra en el emirato de Catar”.
Asimismo, reveló un documento en el que la ONU expresó su preocupación por esta situación “por la violación de derechos humanos que ha sufrido Juan Pablo Iragorri, no solamente en el proceso, juicio y condena, sino por las condiciones de detención a las que ha sido sometido”.
Iragorri llegó a ese país para trabajar como traductor e instructor de saltos en paracaídas.