Los continuos enfrentamientos entre los miembros del ELN y las disidencias de las FARC en el municipio de Ricaurte, en Nariño, tienen atemorizada a la población, que se ha visto en la necesidad de resguardarse hasta en las escuelas de las veredas para proteger sus vidas. Algunos líderes indígenas han logrado llegar al casco urbano para reportar la crítica situación que se vive en la zona.
María Marín, líder y habitante del territorio, expresó su intranquilidad: “Me siento preocupada como lideresa, por mi gente, por la gente de mi vereda, pues en el sitio que estamos concentrados nos encontramos alrededor de 110 personas, entre niños, mujeres, adultos mayores y mujeres en embarazo”.
Mientras tanto, las ayudas no llegan y las familias desplazadas piden que las saquen del conflicto armado. "Estamos haciendo la gestión en distintas instituciones para que también nos apoyen y para que nos ayuden a solucionar esa problemática, porque hasta el momento eso sigue aumentando y nadie nos da una respuesta ni una solución", señaló Patricia Rojas, secretaria de Gobierno de Ricaurte.
Por su parte, el Gobierno nacional hizo un llamado a detener las confrontaciones. A través de un comunicado, el Alto Comisionado para la Paz reconoció la crítica situación en Nariño y pidió detener los enfrentamientos que dejan como resultado el confinamiento y el desplazamiento de las comunidades, por la agudización del conflicto en los últimos días.
De acuerdo con las denuncias realizadas por los líderes sociales de la zona, los enfrentamientos por disputas territoriales entre grupos armados ha dejado cientos de desplazados: “Hemos denunciado la presencia de actores armados en el territorio, también de enfrentamientos. A las 5:40 de la mañana, en el resguardo El Palmar se presentaron enfrentamientos”, señaló Miguel Caicedo Guangua, coordinador de la Organización Camawari.
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“Más de 4.000 compañeros no pueden transitar los territorios ni salir al casco urbano a abastecerse de alimentación porque hay presencia también de minas antipersonales”, agregó.
Todo esto sumado a las extorsiones que han venido afectando a los comerciantes de la zona, particularmente en la parte urbana.
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Por otro lado, las Fuerzas Militares de Colombia lograron destruir un campo minado cerca a una escuela en el municipio de Tumaco, Nariño. Las autoridades localizaron y desarmaron un total de treinta explosivos ubicados a escasos cien metros de una escuela del resguardo indígena La Feliciana, Alto Mira y Frontera, que habrían sido instalados por las disidencias de las FARC.
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