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Ruta del oro robado: lo procesan en sofisticados túneles, pasa por Bogotá y termina en Europa

Ruta del oro robado: lo procesan en sofisticados túneles, pasa por Bogotá y termina en Europa

Bandas criminales crean laberintos de hasta 20 kilómetros, que son defendidos con explosivos por bandas delincuentes. Esta es la guerra subterránea.
Algunas hermosas y tranquillas montañas en Buriticá, Antioquia, ocultan debajo un montón de túneles que son usados para robarse el oro del país.
En los patrullajes subterráneos de los topos de la Policía, que realizan de manera conjunta con la seguridad privada de la empresa minera dueña del territorio, han encontrado pequeños túneles que realizan grupos armados como el Clan del Golfo
En muchas ocasiones, luego de robar el metal precioso, lo procesan debajo de la misma montaña.
El nivel de delincuencia que se maneja es tal que los criminales consiguen autorizaciones legales del Gobierno para cometer los ilícitos.
“Adquieren los documentos por corrupción y consiguen los documentos legales que da la Agencia Nacional Minera. Con estos documentos, lo presentan ya a las empresas comercializadoras donde le dan una apariencia legal al mineral”, explica un investigador. 
Ya aparentemente legalizado, lo llevan a las más importantes capitales del país para iniciar su proceso de negociación nacional o internacionalmente.
Por ejemplo, en Bogotá, asegura la Fiscalía, trasladaban el oro extraído ilegalmente al conocido sector comercial Siete de Agosto. Allí, en una casa, lo convertían en lingotes, en joyas o lo camuflaban para exportarlo, a través del aeropuerto El Dorado a Estados Unidos, Dubái, España, Francia e incluso Suiza.
Al final de esta cadena ilegal, quienes más ganan son los comerciantes, a costa de la vida de los mineros informales, que permanecen hasta un mes metidos en los improvisados túneles, como ocurrió hace un par de meses cuando varios quedaron atrapados luego de un derrumbe.
Detrás del entramado criminal también están los capos del oro robado, ciudadanos de origen iraní que en muchas oportunidades llegan hasta las montañas antioqueñas a comprarle el metal directamente a los mineros informales y al Clan del Golfo a muy bajo costo.

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