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Este paisa se salvó de morir en el terremoto de Ecuador, esta es su historia

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Foto: Pablo Toro Betancur, antioqueño que sobrevivió a terremoto en Ecuador. Es oriundo de Fredonia (Antioquia). Cortesía.
“Me dijo: Má, cuando sentí (el temblor), salí corriendo, salí del negocio y el edificio se desplomó. Corríamos, y corríamos… Y (dijo) que después, más luego, llegaron a la casita donde vivían y como que también se les cayó. Mami, estamos acá en una terraza”.
Son las palabras con las que Ángela María Jiménez describe la angustia que Pablo Toro Betancur, el menor de sus tres hijos, vive en la ciudad de Manta (Ecuador) tras el devastador terremoto que sacudió a ese país la noche del sábado. El barrio Tarqui, de esa localidad, fue uno de los más afectados.
Siete colombianos, hasta el momento, son los compatriotas fallecidos en el sismo. (Vea también: A 350 se eleva cifra de muertos por terremoto en Ecuador).

Pablo tiene 18 años. Está indocumentado en ese país, según su mamá, porque viajó siendo menor de edad en busca de un mejor futuro. Lo hizo con su padre Byron Toro, que también sobrevivió. Y por ahora, le dijo a ella en una corta e intermitente llamada telefónica, piensa quedarse en ese lugar, el puerto más importante del país.
“Eso está muy horrible, no los dejan mover, están montados por allá en una terraza. Él perdió el negocio (una barbería), la casita también se les cayó, están sin nada. Allá están sin agua, sin luz, no hay comunicaciones, (dice) que las vías están sin trasporte, que allá está muy difícil la situación, que hay muchos muertos, que la gente está herida”, asegura Ángela.
Fue precisamente en Manta donde arribó el presidente Rafael Correa, que estaba de visita al Vaticano, para atender la tragedia.

Las cifras oficiales hablan de 350 muertos y más de dos mil heridos, pero el número puede crecer. El terremoto fue de 7,8 en la escala de Richter.
Y aunque sintió un alivio el domingo a las 8:30 de la noche cuando escuchó la voz de Pablo a través de un teléfono, no ha logrado sacarle el cuerpo a la angustia.
“La comunicación ha sido imposible. Estoy tranquila porque está vivo, pero angustiada porque no sé cómo van a hacer para la alimentación, para vestirse, para subsistir”, afirma la mamá de Pablo, quien vive en Fredonia (Antioquia), el pueblo del que es su hijo y que está a unas 3 horas de Medellín en carro (247 kilómetros).
Pasado el mediodái del lunes, Noticias Caracol contactó a Pablo Toro Betancur, un antioqueño de 18 años de edad que vivió en carne propia el infernal terremoto que sacudió a Ecuador el sábado.
Con mensajes de voz por medio de la aplicación para teléfonos móviles de Whatsapp –algunos emitidos al pasar varios minutos-, Pablo, oriundo de Fredonia, relató cómo se encuentra luego de dos días de ocurrido el sismo.
¿Pablo, cómo está la situación en Manta?
“Esto es una demolición, como si hubiera habido un bombardeo. Pero gracias a Dios pasó este infierno. Aunque hubo muchos desastres, como en el centro de Tarqui, allá me tocó a mí, eso está un desastre”.
¿Cómo está la gente que te rodea?
“Aquí arriba, en la zona alta donde yo vivo, hay varias casas que se cayeron. La gente no tiene víveres, no tiene comida, la gente se está llenando de recursos por si vuelve a pasar, porque dicen que puede haber más terremotos, un tsunami, todavía no sabemos”.
Pasan unos minutos…
“Gracias a Dios estamos con vida, hay muchas personas que están enterradas, porque todavía no las han sacado, Dios quiera que las puedan sacar a todas”.
¿Pablo, tu papá cómo está?
“Yo vivo con mi cucho (papá –Byron), aquí en nuestra casa y la de los vecinos se fue abajo las paredes, por aquí todo el vecindario, todo el barrio, toda la gente en Manta está viviendo afuera porque tiene temor de que vuelva a ocurrir, no sabemos nada, la gente está muy asustada por todo lo que está pasando, pero con la ayuda de Papá Dios, las bendiciones de mucha gente y el mundo entero, vamos a salir adelante”.
¿Sabés algo de tus compatriotas, de otros colombianos?
“Gracias a Dios la mayoría de nuestros patriotas están bien, aunque no nos hemos dado cuenta de todos los colombianos, de las familias que hay aquí, cómo están, pero sí una de un parcero que la mujer se le quedó enterrada, son colombianos, es la única noticia que nos han dado por aquí de nuestros patriotas”.
(Surgió en Colombia un rumor que decía que el papá de Pablo estaba herido). ¿Pablo, cómo está tu papá?
“Mi cucho también está sano y salvo, gracias a Dios, estamos en la casa mirando para donde nos pasamos, vamos a ver, nosotros estamos bien, gracias por la ayuda, que se tranquilicen nomás, y esperen noticias”.
¿Cómo fueron los primeros minutos después de la tragedia?
“El sábado no hubo comida por ninguna parte, el domingo salimos a conseguir y las tiendas abastecían a la gente con lo que tenían, la gente se aseguró donde podían, la gente muy asustada quería tener comida en la casa para no volver a pasar por hambre por si volvía a ocurrir este desastre”.
Silencio…
 
"Se veía cómo se hacían grietas": cantante antioqueña
Karol G, una artista antioqueña que tenía programada una presentación en Quito el sábado yque tuvo que cancelar su presentación, en una grabación compartida a los medios de comunicación, relató su experiencia.
“Fue horrible. Más o menos a las 7 o 7:15 (de la noche) me estaba duchando para el show que tenía. Las cosas en el baño empezaron a moverse, a moverse muy fuerte, salí, me senté en la cama a esperar que todo pasara. En un temblor uno no espera que se demore mucho, y se estaba poniendo más fuerte, pensé en meterme debajo de una mesa, el escritorio que estaba en el cuarto”.

Ahí empecé a escuchar las basuritas que caían en el techo, las luces de las lámparas empezaron a fundirse, en ese momento dije: hay que correr. En el pasillo encontré a la gente corriendo hacia las salidas de emergencia”.
Fue un caos horrible, el edificio seguía moviéndose muy, muy fuerte, las escaleras chirriaban, se veía cómo se hacían las grietas en las paredes, llegamos a las calles, la gente estaba gritando”.
Me puse a llorar, nunca me había pasado algo parecido. Luego, en las noticias, vimos que ni siquiera el lugar donde estaba era el epicentro (del terremoto). Nos sentimos bendecidos porque estábamos bien”.
“Regresamos al hotel a la 1 de la mañana, porque estuvimos por fuera esperando que todo pasara. A las 2 de la mañana hubo una réplica pequeña y dije: no quiero estar más acá. El edificio quedó bastante aporreado, había grietas por todas partes, el vidrio del ascensor se había estallado, nos fuimos al aeropuerto, conseguimos llegar temprano a Colombia. Fue algo muy, muy fuerte y triste por la gente que murió”.
 

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