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“Veía una nubecita blanca”: el asbesto deja otra víctima y la lucha contra su uso está empantanada

El cáncer que produce acumula más muertes silenciosas. Mientras en Colombia la iniciativa que buscaba prohibirlo se hundía, en Brasil la votaron a favor.
¿Recuerda a Juan Gómez? Él le contó a Noticias Caracol cómo estuvo trabajando durante 28 años con el asbesto.
“Corté tubos, corté tejas”, decía en su momento. Luego fue diagnosticado con mesotelioma, el cáncer que produce la fibra.
Don Juan, como lo conocían, murió en silencio y luchando por su vida.
Relacionado:Juan Gómez: la nueva víctima del asbesto que espera un milagro Su caso no es el único: Ana Elvia Rojas fue una mujer vital hasta hace un año, cuando sus médicos le diagnosticaron asbestosis, una enfermedad adquirida por la exposición a esa fibra.
Con una placa de sus pulmones, el medicó le dijo que su pulmón derecho tenia abundante líquido, que sufría un derrame pleural.  
Ella nunca pensó que, de los once hermanos, le tocaría el turno a ella.
“Ahora mi hermano Ernesto tiene su problema, pero no se deja hacer nada. Él dice que prefiere morir así”, dice Elvira.
¿Qué tiene su hermano? “Problemas con el asbesto”, responde la mujer.
El origen está en su infancia: su padre, Marco Tulio Rojas, fue supervisor de la empresa Eternit y la familia vivió en la ciudadela de la empresa por casi 20 años.
“Fuimos creciendo y jugábamos, nos escondíamos en los tubos, cogíamos el asbesto, hacíamos comidas, muchas cosas hicimos, pero nosotros inocentes que esa fibra con el tiempo nos iba a perjudicar”, cuenta Ana Elvia Rojas.
Añade que ha despedido amigos de infancia por el mismo mal.
El cáncer que produce el asbesto se sigue multiplicando de manera silenciosa en nuestro país.
Lo mismo ocurre en países donde el uso del asbesto sigue siendo legal, como en Estados Unidos.
“El asbesto arruinó a nuestra familia, mi esposo fue diagnosticado con mesotelioma, mi hija Emily solo tenía 10 años, vimos un hombre fuerte morir en frente de nuestros ojos. Entonces supimos que había que hacer algo: el asbesto debe ser prohibido en Estados Unidos, es criminal permitir que siga siendo legal”, afirma Linda Reinstein, una activista estadounidense que, tras sufrir su propia tragedia, creó una organización de victimas en su país.
“Quiero que los colombianos sepan que los estoy escuchando, cuarenta mil estadounidenses murieron en 2016 por enfermedades prevenibles causadas por el asbesto. Tenemos que trabajar juntos para maximizar el mensaje, para prohibir el asbesto allá y acá”, dice Linda.
Ya 64 países han prohibido el uso del asbesto.
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