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Veinte años después, el dolor sigue latente en Bojayá: "Quedaron despedazados nuestros seres"

Sobrevivientes de la masacre no solo recordaron a las decenas de víctimas, sino que pidieron el cese de la violencia que históricamente se ha enquistado en esta zona. Algunos siguen esperando la reparación del Estado.

En Bojayá el dolor no cede, 20 años después de la masacre

La herida sigue abierta, eso es lo que dicen las víctimas de las FARC y los paramilitares en Bojayá, que hoy conmemoran veinte años del atroz ataque en el que fueron asesinadas decenas de personas.

Familiares de las víctimas de Bojayá hicieron un sentido homenaje en el mausoleo donde reposan los restos de las decenas de víctimas mortales que dejó la masacre.

“Hoy, 2 de mayo, es el día de las víctimas en el departamento del Chocó, donde hacemos esa memoria y donde luchamos para que cese esta violencia”, indicó el presbítero Sterling Palacios, de la diócesis de Quibdó.

"Yo no quiero que me den, sino que me coloquen a trabajar para yo seguir hacia adelante", expresó Ana Victoria Rengifo, quien sobrevivió con sus 6 hijos a la masacre hace 20 años, suerte que no corrió su esposo; denuncia que sigue esperando la reparación del Estado.

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“El mayor me quedó con problemas mentales por vida, porque tenía 13 años, y esta es la fecha que estoy esperando que haya justicia. Apenas las indemnizaciones son para algunos, uno va y la puerta está cerrada”, agrega Ana Victoria.

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El comisionado de la verdad Leyner Palacios perdió a 28 de sus familiares en el macabro episodio, uno de ellos continúa desaparecido; cuenta que después de dos décadas, el dolor sigue latente.

“Se nos viene a la mente la imposición del terror, cómo corríamos, cómo nos tocó dejar a los muertos tirados, cómo quedaron despedazados nuestros seres y, solamente hasta hace dos años, el Estado pudo ayudarnos a recoger los cuerpos y hacer el entierro, hacer el velorio. Esta herida es muy profunda”, indica Palacios.

Por el río Atrato el pueblo bojayaseño peregrinó con el Cristo mutilado en una canoa, para llevarlo hasta el punto donde ocurrió la masacre.

En la parroquia San Pablo Apóstol, la misma donde las FARC lanzó el mortal cilindro bomba hace 20 años durante un combate con paramilitares que se habían parapetado detrás de la construcción, se realizó un acto litúrgico con el pueblo bojayáseño.

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“Ante la memoria, la solidaridad, la gratitud, surge la otra palabra que no nos falta, el miedo. Estamos en un ambiente de guerra todavía, hace pocos días aquí en Bojayá hubo tres asesinatos también, siguen las masacres por todos estos litorales”, dice monseñor Darío de Jesús Monsalve, arzobispo de Cali.

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Líderes afro e indígenas, en el conversatorio ‘Bojayá, 20 años entre la guerra y el olvido’, denunciaron cómo la violencia viene agudizándose en los territorios.

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