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"Venía muy contento”: lo que pasó en hotel de Melgar antes del asesinato de Gabriel Esteban

Cámaras de seguridad registraron lo ocurrido en las afueras de la habitación 205. "Se veía como cualquier padre con su hijo", dicen empleados.

"Venía muy contento”: lo que pasó en hotel de Melgar antes del asesinato de Gabriel Esteban Cubillos

El señalado asesino del niño Gabriel Esteban González Rodríguez, su propio padre, permanece detenido en las instalaciones del CTI de la Fiscalía en el municipio de Nilo, Cundinamarca. Fue trasladado hasta allí desde Girardot por motivos de seguridad, tras el presunto filicidio ocurrido en un hotel de Melgar.

Noticias Caracol reconstruyó los últimos pasos del sujeto y su hijo, quienes llegaron al Hotel del Rey sobre las 9:55 de la noche del domingo 2 de octubre. En las cámaras de seguridad se ve a Gabriel González en la recepción registrándose, mientras el menor de 5 observaba los pescados en un acuario.

Una imagen que lo dice todo: la inocencia de un niño jugando, mirando los peces mientras su padre gestiona el hospedaje, una situación normal y que no hizo sospechar a los empleados del lugar que algo malo estaba por pasar.

Fabián Vidal, administrador del hotel, describió la escena: “Es un señor que llega con su hijo muy normal, como cualquier padre con su hijo viene a vacacionar, a tomar una habitación en un hotel. Es más, el niño le preguntaba al recepcionista por el hombre de los pescados. Estuvo sentado, se paraba, venía muy contento, venía alegre porque venía a vacacionar”.

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El encargado de la recepción del Hotel del Rey le pidió al adulto toda la documentación. El padre no tuvo reparo en presentar los papeles exigidos, como la cédula y el registro civil del niño.

Aquí, recalca Vidal, “no hubo agresividad o algo de nerviosismo, venían muy tranquilos, relajados, contentos. La persona que los trajo, el taxista que los trajo desde el terminal hasta acá al hotel, me cuenta lo mismo, que en el taxi venía el niño diciendo ‘papá, vamos a ir a la piscina’. Planeando sus vacaciones con su hijo, algo muy normal”.

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Finalmente, les entregan la llave de la habitación 205 en el segundo piso del hotel y ellos se dirigen al cuarto, pero el pequeño Gabriel se devuelve a mirar una vez más los peces. Esa sería la última vez que su inocente mirada reflejara un momento de felicidad antes de que su padre acabara con su vida.

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