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“Es un abrazo normal que le doy a muchos de mis pacientes”: habla el odontólogo de Aída Merlano

“Es un abrazo normal que le doy a muchos de mis pacientes”: habla el odontólogo de Aída Merlano

Según Javier Cely, la prófuga le dijo en ese instante que le gustó su diseño de sonrisa. Afirma que no vio el cambio de ropa y que guardiana no quiso entrar.

¿Sabía o no de los planes de Aída Merlano?

En absoluto, no tenía ni idea.

¿Hace cuánto conoce a Aída Merlano?

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Era la segunda vez que yo la veía. La primera fue el 24 de septiembre y la segunda vez fue el día de los hechos.

¿Y si la conocía tan poco ameritaba ese abrazo tan efusivo?

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Esto es un abrazo normal... como le doy, no solo a ella, sino a muchos de mis pacientes. Y no lo doy yo, me lo dan a mí agradeciendo un buen trabajo que les acabo de realizar.

¿Qué le dice ella?

Que le gustó mucho su diseño y que Dios me bendiga.

Sobre el joven que aparece en el video, ¿quién es?

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En el momento que yo lo vi ella me lo presentó como el hijo. No puedo calcular la edad.

Sobre la joven, ¿quién es?

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Ella es la hija.

¿Es normal atender a un paciente como Aída Merlano con la familia ahí mismo?

Para mí un paciente como la señora Aída Merlano o cualquiera es totalmente igual porque yo estoy es en el ejercicio de mi profesión, yo no estoy pensando si es o no es.

Usted sabía que estaba en condición de reclusa...

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Claro que sí, ¿por qué? Porque la primera vez que la atendí llegaron aproximadamente cuatro funcionarios del Inpec y uno de los funcionarios duró toda la cita dentro del consultorio sentado al lado mío.

¿En esta oportunidad por qué no?

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No sé. Cuando ella ingresa con el funcionario del Inpec, yo le digo a la funcionaria que si le acercamos una silla y ella dice: ‘doctor, no hay necesidad, yo me quedo en la puerta’

Aída Merlano se cambia de ropa, ¿no se dio cuenta?

No. Como el video lo muestra, en ningún momento estoy dentro del consultorio. Yo estoy en ese instante, como lo mostró la defensa y hay cámaras, atendiendo a otro paciente en otro de los consultorios de la clínica.

¿Era consciente de que lo estaba grabando una cámara?

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Claro. Toda la clínica tiene cámaras en todos los consultorios, en los pasillos, en las entradas, en el primer piso.

¿Quién lo contacta con Aída Merlano?

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El dueño de la clínica me hace una llamada y me indica que a la señora Merlano le han hecho dos veces un diseño de sonrisa y no le ha gustado, entonces quiere que por favor yo la vea y le haga el diseño. Yo voy a esa clínica y, como trabajo en ese consultorio, también trabajo en otros consultorios.

El doctor Mauricio Arango, que es la persona dueña de los consultorios de la clínica, fue paciente mío y él me pide el favor de que le ayude con una garantía que tiene con la señora Merlano.

¿Qué hace usted aquí (se le muestra una imagen del video) mientras ella está sentada?

Yo ya estoy guardando todas mis cosas. Como lo he dicho, el consultorio no es mío, entonces, cada vez que yo voy, tengo que tratar de sacar lo mío y volverlo a guardar para dejar el consultorio para los otros odontólogos que llegan a trabajar.

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¿Cuánto vale un tratamiento como el que usted hizo?

Un diseño de sonrisa puede estar entre los 12 y 16 millones de pesos.

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¿Eso pagó Aída Merlano?

No sé si lo pagó porque yo nunca he recibido dinero.

¿No le pagó a usted?

No, a mí no.

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¿A quién le paga?

Ella le paga a la clínica, que es la que me contrata a mí para hacer los trabajos.

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Ella saca una cuerda, abre la ventana y se descuelga. ¿Usted jamás sospechó de algo?

No, yo estoy concentrado en mi trabajo, mi trabajo es milimétrico, mi trabajo requiere total concentración. Si yo me descuido un minutico y uno de los lentes se me daña, se me daña todo el diseño.

No puedo juzgar absolutamente a nadie. Yo no estoy en el momento en que ella se está cambiando, yo estoy atendiendo, en otra unidad, otro paciente en ese mismo momento.

¿La hija y el hijo le decían algo a ella?

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Simplemente los vi saludarse. Ella estuvo el 90% del tiempo con la boca abierta, porque le estoy haciendo un tratamiento de odontología, pero yo no vi absolutamente nada extraño.

¿En qué momento se percata usted de que ella se fugó?

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Yo termino mi trabajo, salgo de la clínica y voy a otro sitio de Bogotá donde tenía otra cita de negocios. Cuando estoy llegando allá, me llaman y me dicen ‘la señora se voló’. Inmediatamente qué hago, cojo un taxi y me devuelvo al sitio donde sucedieron los hechos para poner la cara y mirar qué podemos hacer.

¿Mientras usted guarda sus instrumentos ella qué está haciendo?

Si usted lo ve, yo siempre estoy dándole la espalda, yo estoy concentrado en lo mío. Yo no sé si ella está maquillándose, peinándose, no tengo ni idea. Yo termino mi trabajo y estoy guardando mis objetos, como lo muestra el video, y por eso estoy dándole la espalda.

¿En qué momento usted dice: ‘en qué rollo estoy metido’?

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Cuando llego nuevamente a los consultorios. En ese momento hay personal de la Policía, de la Sijín. En ese momento digo: ‘Dios mío, ¿qué pasó? ¿En qué momento me metí en este problema tan grande?’

¿Usted fue militar?

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Sí. Porté orgullosamente el uniforme del Ejército Nacional durante 21 años.

Sobre usted han pesado una serie de señalamientos. No consta ninguna condena, pero sí unas aparentes irregularidades sobre corrupción cuando estuvo en sanidad militar en Ibagué y Quindío. ¿Qué decir?

Solo son señalamientos. En ninguna parte existe absolutamente nada. Este país lo condena a uno por cualquier cosa que diga otra persona, pero no averiguan a ver si es cierto o no. Eso es totalmente falso.

¿En qué momento le notifican que va a ser capturado?

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El día de los hechos, siendo aproximadamente las nueve de la noche, estando ya en mi casa, me doy cuenta de la gravedad de lo que estaba sucediendo e inmediatamente me comunico con la firma de mis abogados. Ellos, al día siguiente, a las nueve de la mañana, ya tenían radicado ante la Fiscalía General de la Nación un oficio en el que decía que yo estaba dispuesto a hablar, a que me escucharan. La Fiscalía nunca me llamó.

¿Su abogado sostuvo contacto con la Fiscalía?

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Claro. Hay un oficio donde me presento voluntariamente a la Fiscalía o envío voluntariamente un oficio a la Fiscalía para que la Fiscalía me llame y me escuche porque yo no tengo absolutamente nada que ver en esto.

¿Ya había pisado un calabozo?

Nunca. Ni quiero que nadie pise un calabozo.

¿Cómo fueron esos instantes?

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Fueron muy duros y más en una persona que es totalmente inocente.

¿Hace cuánto es odontólogo?

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Hace 25 años.

¿Cuánto dura hacer un diseño de sonrisa, lo que le hizo a Aída Merlano?

Eso se lo hice en dos citas, en tres horas y media aproximadamente que duró cada cita. Puede ser más o puede ser menos.

El régimen carcelario tiene unos requisitos para las visitas. No es normal que se hagan en un consultorio.

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Mi función es atender a la paciente, independiente de que sea la señora Merlano, sea Pedro o sea Juan. La función del Inpec es cuidarla y decirme a mí si puede entrar alguien o no. Había una funcionaria del Inpec en la puerta del consultorio. Si la funcionaria del Inpec me dice a mí ‘doctor, qué pena, no puede entrar nadie’, yo no tengo inconveniente, yo vengo es a hacer un diseño de sonrisa, yo no vengo a verme con nadie.

¿Volvió a saber algo de Aída Merlano?

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No, cómo se le ocurre.

¿Ha sostenido algún contacto con alguien de la familia?

No conozco a nadie de la familia Merlano. Quiero aclararle, es la primera vez que veo a los que me presentó como sus hijos.

Sigue vinculado a la investigación, aunque en libertad.

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Sí, claro, sigo vinculado, pero tengo que darle gracias a Dios, que me ha dado fortaleza, y sé que él me va a sacar de esto sin ningún problema.

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Vea, además, la entrevista con Aída Victoria Merlano, la hija de la prófuga excongresista: 

“En ningún momento me esperé que ella se fuera a tirar”: hija de Aída Merlano  

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