Estas mujeres militares se han convertido en los ángeles guardianes de pilotos del Ejército

Dana, Erika, Viviana, Daniela y Juliana no tienen más de 28 años de edad, pero de su labor la ejercen como las más experimentadas.
Dana se encarga de revisar minuciosamente los motores de las aeronaves para operaciones de inteligencia en el nororiente colombiano.
“Yo hago la remoción de los pernos para hacer la inspección del aceite”, dice la cabo Dana Gutiérrez de la División de Asalto Aéreo del Ejército.
Erika, por su parte, se encarga de revisar cada componente del fuselaje del avión. Asegura que las mujeres, a punta de tesón y compromiso, se ganaron el respeto en una de las divisiones de mayor competencia del país.
“Somos, aparte de las consentidas, las hermanas pequeñas, nos colaboran en todos”, dice la cabo Erika Castellanos.
Viviana trabaja en otra parte clave, en el tren de aterrizaje y los frenos del aparato, que se activan a 200 kilómetros cuando toca tierra, una tarea de seguridad que requiere toda la concentración.
“Porque son el soporte de la aeronave para despegar y aterrizar, de ellos depende que se concluya un vuelo”, asegura la cabo Viviana Páez.
Cerca de un centenar de mujeres trabajan en la División de Asalto Aéreo del Ejército de Colombia, 20 de ellas en un trabajo muy especial, garantizar la seguridad de las tripulaciones de la aviación.
“Cualquier mujer puede hacerlo, aportamos al Ejercito para mantener las flotas”, afirma la teniente Daniela Santamaría de la División de Asalto Aéreo.
Parte fundamental para este mantenimiento es el trabajo de Juliana, jefe del almacén de repuestos. Por su responsabilidad, es la primera mujer es esta tarea.
“Nosotras nos destacamos más por nuestra delicadez y responsabilidad hacia muchos temas”, señala la teniente Juliana Acero de la División de Asalto Aéreo del Ejército.
Ellas son los ángeles guardianes de los aviadores del Ejército. Mujeres que entregan el alma, vida y corazón a sus soldados.
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