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Los tule vuelven a ser dueños de sus tierras pero el miedo y la desconfianza persisten

Fueron masacrados en la guerra y los narcos y la minería ilegal contaminaron sus territorios. Gobierno les devolvió 2.800 hectáreas, pero para ellos eran más.

Al saila o cacique Julio Cárdenas le alcanzó la vida para recibir de la Unidad de Restitución de Tierras una sentencia que les restituye 2.822 de hectáreas usurpadas por los violentos a lo largo de muchos años.

“Los jueces especializados en restitución de tierras no lo han reconocido esta victimización sobre la comunidad sino que han ampliado el territorio a 473 hectáreas, es decir hoy la comunidad de Arquía está disfrutando de 2.800 hectáreas”, dice Elkin Rocha Noriega, director de la Unidad Restitución de Urabá.

En el ritual Tule el documento se volvió ceremonia. Resistieron las agresiones con danza y ahora celebran con danza.

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Los tule: una cultura que pese a la violencia y olvido que ha sufrido se niega a desaparecer Pero aunque les dieron más, todavía falta. El cacique dice que solicita la ampliación porque no está satisfecho.

“¿Por qué? Los lugares sagrados quedaron fuera de nuestro territorio y nuestros ancestros. En 1935 ellos tuvieron 5 mil hectáreas y el cacique solicita la ampliación de nuestro resguardo". Dice el cacique Julio.

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Las afectaciones a su territorio fueron profundas, varios de los sailas o líderes tradicionales fueron asesinados. Las aguas del rio Arquía fueron contaminadas con las excavaciones mineras. Los cultivos y laboratorios de coca afectaron la selva. Posteriormente las fumigaciones del gobierno arrasaron con árboles y plantaciones nativas.

A los tule les arrebataron los 23 sitios sagrados de su cosmovisión.

“El cacique piensa que de pronto el gobierno no va a cumplir porque nosotros estamos lejos, lejos del municipio, lejos de Bogotá y el gobierno puede no cumplir y también dice que ha escuchado en otras reuniones que hay sentencia, pero no hay cumplimiento”, dice el traductor del saila Julio.

Los miedos y la desconfianza aún no se van. Temen a los campos minados y a las bandas residuales de narcoterroristas que merodean las montañas de la frontera.

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"El cacique dice que en el territorio todavía siente miedo para caminar a todo rincón de los resguardos porque no se sabe si hay presencia de las minas antipersonales, pero él dice que ya habían solicitado al gobierno para el desminado humanitario y hasta el momento no se ha logrado nada”, relata el saisa a través del intérprete.

Pese a esto, Milton Echeverri, sobreviviente de los tule, dice que no se van.

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“¿Le quiero preguntar en este momento usted vive tranquilo acá? Sí, ahora está mejor, está mejor.

¿Pero hay paramilitares? Sí

¿Y a usted no le da miedo que vuelvan? No sé qué piensan sus corazones.

¿Usted vuelve a huir? No, no. Nosotros somos nativos de Arquía pero de aquí no vamos a salir ...si quieren que va a morir, yo no va, si quiere que se acaba todo, se acaba todo ahí sí (sic)”.

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La consigna tule es supervivir bajo sus fuertes raíces nativas. Son 129 familias, 620 indígenas de su etnia en Colombia.

Así los encontramos puros, tranquilos, al pie del fogón. Donde una mujer tule cría más de 12 hijos a los que les trasmite, en su lengua, sus creencias.

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