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Música y velas: colombianos se tomaron de forma pacífica la noche del sábado

Música y velas: colombianos se tomaron de forma pacífica la noche del sábado

Con las masivas movilizaciones del 23 de noviembre, se completó la tercera jornada de protestas consecutivas que dejó a un joven herido por el Esmad.
Ambiente festivo y música fueron los protagonistas de las manifestaciones, salvo por la irrupción de vándalos a conjuntos residenciales de Cali y Bogotá.

"Hay muchas cosas que no me han gustado de este gobierno: la inseguridad, los problemas, todo está muy caótico y realmente siento que al presidente y al alcalde no les importa. Necesitamos hacernos oír, yo quiero que mis estudiantes estén seguros en el país donde viven", dijo la maestra Melissa Cifuentes, participante en uno de los cacerolazos en Bogotá.

Desde el jueves pasado los colombianos salieron a las calles en respuesta a una convocatoria de sindicatos y movimientos sociales que rechazan el ‘paquetazo’, como lo han llamado, de reformas económicas y sociales del gobierno que, dicen, afectará a los trabajadores.

Movilizaciones en la capital

 
Este sábado, miles de personas del barrio Santa Librada, en el sur de Bogotá, se tomaron las vías para bailar al ritmo de tambores e instrumentos de viento, mientras trataban de huir del frío capitalino arropados con banderas tricolor de Colombia.
Esa imagen se replicó en el Parque de los Hippies, en el barrio de Chapinero, donde jóvenes, adultos e incluso niños saltaban y coreaban "resistencia, resistencia" y exhibían pancartas con mensajes como "Prefiero quedarme sin ollas que sin pensión", en alusión a las cacerolas.

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En el barrio de La Macarena, los vecinos sacaron a la calle una banda de rock para bailar y cantar como forma de protesta.
En otros sectores, como Suba y Engativá, en el occidente de la capital colombiana, los manifestantes se tomaron vías principales y con antorchas iluminaron la noche. Además, se arrodillaron frente a miembros del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía mientras les cantaban "sin violencia".
En la tarde del sábado 23 de noviembre, en una manifestación en el centro de la ciudad, el joven Dylan Cruz, de 18 años, fue herido de gravedad en la cabeza al ser alcanzado por una bomba aturdidora disparada por un agente del Esmad, y fue ingresado en el Hospital San Ignacio, donde los médicos dijeron que su estado es "crítico, con un pronóstico neurológico reservado".

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La residencia particular del presidente no estuvo exenta del ambiente festivo pues centenares de habitantes del sector de Cedritos, en el norte de Bogotá, llegaron hasta sus inmediaciones y saltaron con banderas colombianas y pidieron, al igual que en otras zonas, que cese la violencia por parte de la Policía.

A la luz de velas

 
Al igual que en Bogotá, habitantes de la caribeña Cartagena de Indias se sumaron a la manifestación nocturna y ocuparon en orden la Plaza de la Aduana, donde decenas de personas se sentaron y encendieron velas.

Allí, los manifestantes también mostraron carteles con mensajes como "Si no hay justicia para el pueblo, que no haya paz para el gobierno" y con aplausos celebraron una nueva convocatoria masiva ante la mirada de turistas que recorrían el centro histórico.
"Hoy estamos haciendo una velatón por los derechos que exigimos cada estudiante. También por el cambio que queremos de una Colombia mejor (...) queremos que la sociedad cambie, queremos que deje de estar un mal gobierno en el poder", afirmó un estudiante de la Universidad de Cartagena que no quiso identificarse.
En Barranquilla, capital departamental del Atlántico, centenares de jóvenes también llevaron a cabo una velatón en el centro comercial Buenavista y cantaron el himno nacional.

Réplicas de festivo

 
El ambiente de fiesta se extendió a Cali, en donde las cacerolas reemplazaron a los tambores y al ritmo de salsa los caleños bailaron en la plaza del Concejo Municipal, animados por voces de los manifestantes.

De igual forma, en Medellín una multitud caminó en total calma y con cacerolas en mano pidió que se ponga fin a la violencia, al tiempo que animó a otros habitantes a sumarse al cacerolazo que retumbó por toda Colombia, tal como sucedió la noche del pasado jueves.

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