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Se le paró el corazón por el COVID-19 y vivió para contarlo: un testimonio que todos deben escuchar

Le dieron 72 horas de vida, pero al final logró salir caminando del hospital después de dos meses. “Esto no es un juego”, su mensaje.

Quibdo - 6 de agosto.png

Con un abrazo, los esposos Salomón Torres cierran un capítulo que marcó sus vidas cuando a Farlix le diagnosticaron COVID-19 en Tadó, Chocó.

El calvario inició el 30 de mayo con fiebre muy alta, dolor de cabeza y malestar en el cuerpo y pecho. Tres días después se trasladó al hospital, pero su situación empeoró y necesitó una unidad de cuidados intensivos de urgencia. Lo llevaron a Quibdó.

“Prácticamente no contaba con que él podría vivir. Los doctores le daban 72 horas, él llegó aquí a la clínica infartado”, dice su esposa María Lubia Salomón.

La doctora Carmen Gómez, quién atendió a Farlix, asegura que nunca había recibido un paciente con un estado de salud tan deteriorado: “Tuvo parada cardiaca, se murió. Logramos recuperarlo, reanimarlo. Estuvo en un momento de agitación con una vía aérea difícil, cursó con falla renal, cursó con desacondicionamiento físico, desnutrición y delirio”.

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Ante este panorama, María Lubia Salomón, la esposa de Farlix, pensaba que no lo volvería a ver: “yo decía no, él va a salir. Y gracias a Dios, él escuchó mis plegarias, las oraciones que les pusimos todos y ahí está el resultado, Dios sí existe”.

El hombre logró recuperarse y salir caminando del hospital. Lo primero que hizo fue abrazar a su esposa, luego, agradeció a los médicos y dejó un mensaje: “Esta enfermedad si es mortal, que se cuiden, que esto no es un juego”.

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María y Farlix, después de esta dura prueba de la vida, entendieron que el amor todo lo puede y que el miedo jamás será más grande que la fe.

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