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Viaje al ‘triángulo rojo de la guerra’, la zona de Arauca donde se siente el rigor del conflicto

La presencia de un ELN sin proceso de paz, de disidentes de las FARC y de otros actores criminales los tiene entre la guerra en Colombia y la crisis de Venezuela.
Son los mismos caminos polvorientos donde se sintieron los primeros pasos del frente Domingo Laín Sáenz del Ejército de Liberación Nacional en los años 80, los mismos por donde hoy circulan los motociclistas sin casco, por orden de los ‘elenos’, como les llaman. Lo hacen para controlar quien entra o sale de su territorio, y quien lo hace sin su permiso.
Allí viven poblaciones conectadas en línea por una misma vía y conectadas por la misma historia de victimización de sus comunidades: atentados, homicidios selectivos, secuestros y extorsiones.
Es la ruta de la frontera caliente que se creía superada con los acuerdos de paz con las FARC y con la mesa de diálogos con el ELN.
Sin mesa de La Habana renace la estrategia ‘elena’ conocida como ABC: Arauca, Boyacá y Casanare como objetivos de guerra.
El triángulo de la guerra es para los habitantes la representación de que el conflicto está recrudeciendo. En este punto se puede llegar a Arauquita, Saravena y Fortul. 
Sobre la vía aumentó la militarización. Hay retenes y trincheras, patrullajes armados y se crearon batallones de operaciones que reemplazaron a las brigadas móviles.
Desde Saravena, el punto más rojo del conflicto armado. Desde allí Yecid Lozano, alcalde del pueblo, manifestó que “no es secreto que Saravena ha sido manejado y ha tenido la connotación de ser un municipio que tiene presencia de los grupos subversivos al margen de la ley… del ELN y las FARC”.
Quien sino él para saberlo, pues recibe amenazas de los dos bandos pidiendo que deje el cargo y que se marche del pueblo. Es oriundo de Arauca y ha sobrevivido a dos atentados a nombre de la Domingo Laín; el más reciente 24 horas después de hablar para Noticias Caracol.
“La historia no deja mentir. Las guerras se han acabado, y las guerrillas en negociación… miremos otros países en Centroamérica, lo que pasa es que tampoco puede un gobernante entregarle el país o el Estado colombiano a todas las solicitudes que hagan sino también es tratar de negociar dentro de lo que realmente merece", dice Lozano.
Su preocupación, sostiene, sigue estando al otro lado del río, que por un lado de Saravena es más angosto. Una frontera débil que ha empoderado al Domingo Laín, que lo ha convertido un cordón de milicias simpatizantes con el gobierno de Maduro.

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