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El desempleo también mata: Bolsonaro rechaza otra vez medidas de aislamiento sugeridas por ministros

AFP

"La gran mayoría de la gente quiere volver a trabajar", dijo el presidente de Brasil, donde el COVID-19 deja 800 muertes y casi 16.000 contagios.

"Todos deben estar sintonizados conmigo", dijo Jair Bolsonaro al referirse a los ministros de su Gobierno, en un nuevo pronunciamiento en red nacional de radio y televisión, el quinto que realiza en apenas un mes sobre la pandemia.

La crisis del coronavirus ha generado tensiones en el seno del Ejecutivo brasilero, principalmente entre Bolsonaro y su ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, partidario de las medidas de aislamiento social para contener la propagación del patógeno.

El ministro de Economía, Paulo Guedes, también defendió públicamente el confinamiento temporal para superar cuanto antes la crisis sanitaria y poder abordar después las consecuencias económicas de la pandemia.

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La prensa local dio por hecha la destitución de Mandetta, que ha adquirido una gran popularidad por su gestión durante este periodo, el pasado lunes, pero finalmente permaneció en el cargo.

Bolsonaro contradijo de nuevo las recomendaciones de su ministro de Salud al defender la vuelta al trabajo y afirmar que "los más humildes no pueden dejar de moverse para obtener su pan de cada día".

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"Las consecuencias del tratamiento no pueden ser más perjudiciales que la propia enfermedad (...) El desempleo lleva a la pobreza, el hambre, la miseria y a la propia muerte", aseveró.

También dijo tener "certeza" de que "la gran mayoría de los brasileños quiere volver a trabajar", aunque los sondeos de opinión recientemente divulgados afirman justamente lo contrario.

Una encuesta realizada por el Instituto DataFolha y publicada el lunes por el diario Folha de Sao Paulo indicó que el 76% de la población es favorable al aislamiento domiciliario y a las medidas de aislamiento que rigen actualmente en la mayoría de los 27 estados brasileños.

Mientras era transmitido el mensaje de Bolsonaro, habitantes de las principales ciudades del país, como Sao Paulo y Río de Janeiro, realizaron un nuevo "cacerolazo" contra la gestión del presidente durante la crisis sanitaria.

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Por otro lado, Bolsonaro expresó que "respeta la autonomía" de los gobernadores para adoptar medidas restrictivas, pues son ellos los responsables para ello, pero al mismo tiempo lamentó que su Gobierno "no fue consultado sobre la amplitud y duración" de las mismas.

"Espero que brevemente salgamos juntos y más fuertes" para que podamos "desarrollar nuestro país", apuntó.

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Cloroquina contra el COVID-19

 

El líder ultraderechista también insistió en tratar con cloroquina a los pacientes que desarrollan el COVID-19.

La cloroquina es un medicamento usado contra la malaria y otras enfermedades, cuya real eficacia aún no ha sido totalmente comprobada.

El Ministerio de Salud liberó su uso, de manera experimental, para los casos más graves y permitió a los médicos la posibilidad de que se lo administren en cualquier fase a sus pacientes, con consentimiento de este último.

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El jefe de Estado también comunicó que recibirán un cargamento de materia prima procedente de la India para aumentar la producción de cloroquina, cuyo uso y eficacia es debatido en la comunidad científica internacional y no está comprobado al 100%.

Igualmente, el mandatario -antiguo capitán del Ejército brasileño- repasó las medidas económicas puestas en marchas por su Gobierno para paliar los efectos del coronavirus como un subsidio para los trabajadores informales de 600 reales (unos 120 dólares) durante los próximos tres meses.

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Brasil, que cuenta con 210 millones de habitantes, contabiliza hasta este miércoles 800 muertes por el COVID-19, 133 más en las últimas 24 horas, y cerca de 16.000 casos confirmados, según el balance del Ministerio de Salud.

Las autoridades sanitarias esperan que el pico de la enfermedad se produzca entre abril y mayo, aunque prevén que el patógeno circulará por el gigante suramericano hasta septiembre.

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