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Este es el vergonzoso abandono de un hospital en un caserío del Magdalena

Flores de María, un poblado histórico para la música vallenata, reclama inversión para su destruido centro médico, en el que difícilmente puede ser atendida una persona.

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“Se murió mi compañera, qué tristeza, Alicia mi compañera, qué dolor”, compuso el juglar Juancho Polo Valencia antes de morir. Los versos los inspiró el fallecimiento de su compañera de vida, su esposa, Alicia María Hernández, en el caserío Flores de María, Magdalena.

Ahora los habitantes de este corregimiento de Sabanas de Ángel, Magdalena, piden ayuda para que puedan ser atendidos en lo que parecería ser su centro médico, pero que no es más que una vieja y destruida edificación rodeada por una cinta amarilla que reza “no pase, peligro”.

La denuncia la hace Jennifer Pertuz, quien mostró en un video enviado a la sección El Periodista Soy Yo, de Noticias Caracol, cómo el puesto de salud se cae a pedazos y las vías para poder entrar y salir del pueblo tienen los puentes rotos.

“Se murió mi compañera, qué tristeza, Alicia mi compañera, qué dolor”, se canta aún en las calles de Flores de María.

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Una denuncia similar hace Denia Ruiz Peroza desde el barrio El Pozón, en Cartagena.

Ella cuenta que adultos mayores y niños viven un desafío para poder caminar por las calles de su barrio, en la manzana 74, lote 12.

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Y como si estuviera destinado a ser así para los habitantes de la Costa Atlántica colombiana, desde Soledad, Atlántico, denuncian la situación de peligro que deben atravesar los transeúntes por la falta de andenes.

El monte invadió esos espacios y se corre el riesgo de ser atropellados por los vehículos.

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