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Darío Gómez, una vida de tragedias y éxitos musicales: así se convirtió en el rey del despecho

El episodio en que le causó la muerte a su padre y la pérdida de su hija Luz Dary lo marcaron. En el plano musical, vendió más de 6 millones de discos.

Dario Gómez
Colprensa

La vida de Darío Gómez estuvo rodeada de dificultades y de tragedias familiares. Sin embargo, la música siempre fue su refugio. Desde niño compuso canciones y luego las convirtió en una forma de contar sus dolores y despechos.

Darío de Jesús Gómez Zapata nació el 6 de febrero de 1951 en una familia campesina de San Jerónimo, Antioquia.
Sus padres tenían que alimentar a 13 hijos, por eso, desde pequeño, Darío ayudaba con labores de agricultura. Descubrió la música a los 5 años cuando su abuelo le regaló su primer tiple y a los 14 años compuso ‘La casita vieja’, su primera canción.

Con la mira puesta en su sueño, Darío trabajó como mecánico, mientras tocaba puertas en las casas disqueras.

A temprana edad vivió el que aseguró fue el peor día de su vida, la muerte de su padre, a quien le disparó accidentalmente mientras defendía a su madre.

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Tras reponerse de esta tragedia, Darío Gómez se radicó en Medellín, trabajó en una empresa de tuberías y en otra de papel. Conoció a su primera esposa, a quien el músico agradece por ser musa de inspiración aunque fuera para letras de desamor.

La disquera Codiscos creyó en él y empezó a presentarse con su hermano Heriberto Gómez en el dueto Los Legendarios. Así conocieron las primera mieles del éxito gracias a canciones como ‘Ángel perdido’, dedicada a su hermana Rosángela, quien murió por un derrame cerebral en 1978.

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Hasta 1982 se mantuvo en la agrupación y tres años más tarde debutó como solista con ‘Decídelo’.

Poco después fundó DAGO, su propia productora discográfica, y el éxito siguió creciendo. En 1989 se convirtió en el rey del despecho con ‘Nadie es eterno’, la más popular de su repertorio y con la que ganó el premio pentagrama de oro en Nueva York.

En 2002 la vida le volvió a jugar una mala pasada arrebatándole a su hija Luz Dary, quien murió por una bala perdida dejando huérfana a Daniela, nieta del cantautor.

A Olga Lucía Arcila, la segunda esposa, Darío Gómez le dedicó más de 40 temas, como ‘Eres todo en mi vida’.
La fama creció como espuma y Darío llegó a compartir tarima con estrellas como Vicente Fernández y Rocío Durcal, pero también le tocó cantar ante personajes que le generaron miedo, incluidos “a todos los capos del Valle”.

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Darío Gómez vendió más de 6 millones de discos.

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