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“El envejecimiento no es una enfermedad”: la reflexión de Isabel Allende sobre las canas

Mujeres del Alma mía es la más reciente obra de la escritora, que también habla sobre el feminismo y su papel en la sociedad.

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Isabel Allende congrega en su más reciente libro su relación con el feminismo y con las mujeres en su vida. Para la escritora, Mujeres del alma mía será leído por hombres jóvenes y lo conocerán gracias a las mujeres.

Gran parte de la violencia hacia ellas parte del patriarcado, que define como “el sistema que impera en el mundo por milenios y es un sistema de opresión que le da dominación al género masculino. Primero sobre las mujeres, y después sobre otros del género masculino o no que no están en el poder: los pobres, los oprimidos, la gente de color, los refugiados. Toda esa gente también es oprimida por ese sistema”.

Allende explica que las mujeres feministas lo que buscan es “la sublevación contra ese sistema de opresión y derrotar al patriarcado, remplazarlo por una gerencia del mundo en que haya una paridad de género. En que hombres y mujeres estemos en igual número o poder administrando este planeta”.

“Los valores de los hombres y de las mujeres tienen que estar juntos para ser un mundo indudablemente más compasivo, más sostenible que el mundo en el que estamos, donde nos cuidemos unos a otros”, añade.

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La escritora de 78 años también expresa no estar de acuerdo con una industria que impone miedo sobre llegar a la vejez. “¿Cuál es el problema con el envejecimiento? El envejecimiento no es una enfermedad, no es una falla de carácter. Es lo que nos pasa a todos: en el momento en que nacemos empezamos a envejecer y todos nos vamos a morir”.

Considera que “el problema es que ni la sociedad ni nada está preparado para que vivamos tan largo. Nuestros padres y abuelos vivían 30 años menos. Ahora resulta que uno se jubila a los 65 años y le quedan 20 o 30 por delante y no te alcanzan los recursos económicos y la sociedad no está preparada, lo único que quiere es meterte en una bodega y que no te vean, ser invisible”.

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Su invitación es: “no se trata del antienvejecimiento sino envejecer con dignidad y belleza".

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