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Defensores ambientales que ponen en peligro sus vidas claman por el Acuerdo de Escazú

Le piden al presidente Duque que cumpla su palabra, la que dio en la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2020. Estas son las voces de quienes son amenazados por su labor.

Acuerdo de Escazú, en la incertidumbre

El acuerdo de Escazú es una promesa incumplida por el gobierno de Iván Duque que está generando gran incertidumbre entre los defensores del medio ambiente, las comunidades que defienden la naturaleza y, lo que es peor, en medio del asesinato de sus defensores.

En los últimos años, Colombia ha sido líder en materia ambiental a nivel internacional, por eso forma parte de los 24 países que firmaron el tratado de Escazú. Pero para que entrara en vigor debía ser ratificado en el Congreso. Y aunque tenía mensaje de urgencia presidencial no se hizo.

Hoy quedan pocas salidas, está en un limbo que inquieta a los defensores ambientales, a los intelectuales conocedores del tema y a las comunidades que son conscientes de sus luchas regionales. A la par, los defensores ambientales siguen siendo asesinados. Se generan entonces preguntas esenciales a las quedaría respuesta la firma del tratado que tanto necesita el país:

· ¿Cómo defender el futuro de uno de los países más biodiversos del planeta?

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· ¿Qué tanto se respeta el derecho de los ciudadanos de conocer la forma como se explotan los recursos de su país para poder protegerlos y exigir que se haga de manera sostenible, evitando que sean destruidos?

· ¿Por qué el Gobierno no ha logrado detener los crímenes de los defensores ambientales?

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Estos son los pilares fundamentales del tratado de Escazú que los expertos en el tema ambiental como la profesora Lina Muñoz de la universidad del rosario explica: “El Tratado de Escazú aborda aspectos que son clave para la gestión y la protección ambiental desde una perspectiva de derechos humanos y particularmente en tres de ellos el acceso a la información a la participación y a la justicia en asuntos ambientales".

El acuerdo de Escazú es un tratado visionario sin precedentes, que fue negociado por 24 países de América Latina y el Caribe. México y Argentina se convirtieron en los países número 11 y 12 en enero de este año, mientras Colombia lo sigue dilatando.

La joven promotora del tratado para Colombia reconocida a nivel latino americano como una líder en el tema argumenta la necesidad que tiene el país de estar presente en este grupo mundial de firmantes: “Somos una región con conflictos socioambientales demasiado fuertes y demasiado grandes y en esta medida el acuerdo de Escazú, aunque no busca darle solución del todo, es una herramienta muy útil para que a pesar de totas las circunstancias podamos tener un piso de protección y podamos promover los derechos”.

El proyecto fue firmado por el presidente Iván Duque en diciembre de 2019, pero para que tenga validez, el Congreso de la República debería ratificarlo. Antonio Sanguino, senador ponente del proyecto de ratificación en la comisión segunda, hace claridad sobre la forma como el gobierno del presidente Duque hizo el trámite en la anterior legislatura: “Lo radicó y lo dejó botado porque ninguno de sus ministros de Ambiente, dos ministros de Ambiente; ninguno de sus cancilleres, tres cancilleres que ha tenido; ni sus ministros del interior se emplearon para comprometer a la bancada del Centro Democrático y a la coalición de Gobierno en la ratificación del acuerdo de Escazú”.

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El senador Sanguino deja al descubierto la peor de nuestras tragedias en derechos humanos

“Hemos sido considerados uno de los países más peligrosos en la defensa de los derechos ambientales. Por ejemplo, en el año 2019, solo en ese año se asesinaron 65 líderes ambientales y mientras se tramitaba el proyecto de ratificación del acuerdo de Escazú en el Congreso de la República, entre julio del año 2020 y junio del año 2021, fueron asesinados en Colombia 41 líderes ambientales".

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Más allá del conteo de líderes ambientales asesinados están sus rostros y sus causas de lucha, que sigue aumentando. Un conteo que en medio de la pandemia se ha convertido en un drama humanitario son los rostros de los defensores del medioambiente que han derramado su sangre por defender, la selva, los páramos, el agua, las especies animales, y las aves.

Estos son los líderes ambientales asesinados en Colombia en el 2020 y 2021 (julio)

  • 7 febrero - Yamid Alonso Silva, guardaparques, defensor del parque nacional el cocuy
  • 24 de abril - Alejandro Llinás, defensor del parque tairona
  • 17 de mayo - Jorge Enrique Oramas, defensor de los Farallones de Cali
  • 18 agosto - Jaime Monge, defensor del parque natural Farallones de Cali, proyecto Pachamama
  • 29 de octubre - Juana Perea, defensora de la naturaleza de Nuquí y opositora al puerto de Tibugá
  • 3 de diciembre - Javier Francisco Parra tenía como misión defender Caño Cristales
  • 11 de enero - Gonzalo Cardona Molina fue el primer líder ambiental asesinado en el 2021 dedicó su vida a proteger la palma de cera y el loro orejiamarillo en Ronsesvalles, Tolima
  • 3 de julio - el médico Fernando Vela defensor ambiental del pulmón de la Amazonía y los ríos de su natal Caquetá.

Es la cuota de sangre por la cual los líderes ambientales resisten y hacen escuchar sus voces en este momento en que necesitan ser protegidos de amenazas y atentados.

"No es fácil ser líder social, en las regiones tenemos que soportar estigmatizaciones y amenazas que apuntan a frenar nuestra labor, en defensa de los páramos, del agua de los ecosistemas estratégicos por eso seguimos exigiéndole al presidente Ian Duque que cumpla su promesa que hizo a la comunidad internacional y a los colombianos", dice Mayerly López, lideresa ambiental en Santander.

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A su voz se une Daniela Balaguera Villafaña, una joven lideresa arahuaca: “Si contáramos con un marco jurídico que amparara todas estas herramientas de manera eficiente no tendríamos por qué estar hoy aquí exigiendo el reconocimiento de nuestros derechos, el respeto de nuestros derechos fundamentales como el de la vida teniendo en cuenta toda la persecución la censura y la invisibilizarían que se vive al interior de nuestro territorio nacional, al interior de nuestros territorios ancestrales y que de puertas para afuera hace mucho más difícil acceder a justicia restaurativa a acciones climáticas y a un desarrollo sostenible".

El líder Julio Andrés rozo desde el Amazonas, se une al clamor de exigir la ratificación del tratado: “En mi caso en el territorio amazónico vamos a seguir haciendo la tarea, vamos a seguir haciendo lo que hemos venido haciendo, con o sin acuerdo de Escazú. Lo ideal es que el acuerdo esté aprobado más cuando el ejecutivo envió una señal positiva meses atrás y ahora el ejecutivo no nos puede decepcionar, ustedes son servidores públicos, ustedes están al servicio de los territorios y las comunidades”.

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Al gobierno de Iván Duque le queda esta última legislatura para cumplir la promesa que hizo a Colombia y al mundo entero en su intervención ante la 75 Asamblea General de la ONU el 22 de septiembre del 2020, un discurso donde dijo: " (...) estamos a la espera de la aprobación por parte del Congreso de la República del denominado Acuerdo de Escazú, el cual firmamos a finales del año pasado".

Una promesa que aún el gobierno Duque no ha cumplido y que genera un solo grito en las manifestaciones y en las redes sociales del país: “¡Escazú ya!”

¿Qué pierde Colombia por no ratificar prontamente el acuerdo de Escazú?, pierde dar un paso adelante en la protección de los territorios más ricos de esta parte del continente, y pierde la defensa de la vida de sus líderes ambiental.

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